Los más veteranos del lugar coinciden. Da igual que sea en la tienda de la esquina, en el centro comercial o en plena calle, a todos les pasó lo mismo. Cuando decidieron irse a vivir a la Vila Olímpica de Barcelona, que empezó a recibir a sus primeros visitantes hacia enero de 1993, les tomaron por "locos". Ahora, vuelven a convenir, están "contentos" con su decisión, porque en el barrio "se vive muy bien".

Montse fue de las primeras en llegar. Se instaló en 1993. En estos casi 20 años ha visto cómo la zona, sobre todo, "ha ido ganando vidilla". También destaca "la gran complicidad" que hay entre los vecinos. "Nos conocemos y tenemos amistad", aseguraba este jueves.

En la misma línea se muestra Gema. Ella llegó más tarde, hacia 1997, y su primera impresión no fue del todo positiva. "Con mi marido decíamos que era un barrio fantasma, pero la verdad es que ahora somos como una gran familia»", asegura. Pero también hay tiempo para la crítica y lamenta la "carencia de servicios".

Coincide con Jaume, que regenta la tienda Cassis de El Centre de la Vila, centro comercial del barrio. Abrieron a la par, hace 20 años. Él, natural de Sant Adrià de Besòs, también vive allí desde 1993. "Al principio, daba cierta cosa ir por la calle porque apenas había gente en los bloques. Pero ahora ya es un barrio normal... Muy tranquilo, algo desconocido para el resto de Barcelona", afirma.