Repartir un centenar de cámaras desechables entre un centenar de personas de cualquier lugar del mundo que se comprometan a retratar, sin ningún límite formal o de contenido, una semana de su vida. Ese es el propósito del proyecto The 100 (Los cien). Para hacerlo más interesante hay una condición: reunir a participantes con todas las edades comprendidas entre uno y cien años. Es decir, sólo puede haber un fotógrafo de un año, otro de dos, otro de tres... y así hasta el siglo.

Las fotos ya han empezado a ser colgadas en la web del proyecto, que pretende reunir a lo largo de 2012 un caleidoscopio del mundo y también de sus habitantes a través de miradas no mediatizadas por la técnica fotográfica de las cámaras desechables de un sólo uso, en las cuales sólo hace falta apretar un botón para obtener una imágen. Detrás de The 100 está Matthew Knight, un activista de estos artilugios plásticos, baratos y fáciles de utilizar.

Fundador del veterano Disposable Memory Project, que promueve el abandono de cámaras desechables en cualquier lugar para que quienes las encuentren hagan libremente fotos y luego las cuelguen a Internet, Knight ha querido esta vez añadir un componente generacional al asunto, al establecer la condición de que los fotógrafos tengan entre uno y cien años.

“Tenemos a mucha gente que quiere participar, pero todos de la misma edad, sobre todo treintañeros. Será difícil encontrar a personas mayores y quizá también a los realmente jóvenes, pero eso es lo que me parece divertido: dar cámaras a un centenar de personas que tengan entre uno y 100 años y que se animen. Necesitamos que la gente difunda la idea", señala Knight.

Hasta el momento hay pocas edades ocupadas, pero entre ellas algunas resultan sorprendentes. Laith Beyhum tiene un año y algunas de las fotos que ha realizado —pese a que la ayuda de los padres parece obvia en algunas— no están nada mal. También son graciosas las de James Willshire, un niño de 3 años que gusta, según su perfil en el proyecto, de comportarse como "un oso polar, un gato o un ratón".

En el otro extremo de la tabla cronológica, el participante de más edad, por ahora, es Renata Bertolotti, una señora del norte de Italia que tiene 92 años. Uno menos, 91, tiene Giuseppe Sgattoni, que trabajó medio siglo como fotógrafo y se retiró en 1991.

En el medio hay de todo: desde la quinceañera Hannah van Aelstyn, que se dedica a mostrar la vida de su pandilla de instituto en California (EE UU), hasta el canadiense Duffy Knox (50), que nos muestra lo dura que es una semana de invierno en su país.

Las condiciones para participar —quedan muchas edades libres—  son sencillas: inscribirse en la web del proyecto. Los promotores enviarán por correo postal al participante una cámara fotográfica desechable cargada con un carrete de película y lista para usar. Entonces se trata de ponerse a retratar una semana de la propia vida y, en un plazo máximo de un mes, devolver la cámara en un sobre prefranqueado a los organizadores, que revelarán la película, imprimirán las fotos y las subirán a la web.

The 100 no tiene ningún interés comercial. Es una iniciativa sin ánimo de lucro que pretende recolectar experiencias fotográficas de gente de toda edad y condición de cualquier lugar del mundo. Los organizadores animan a la inscripción a cualquiera, aunque su edad ya esté ocupada, porque prometen que habrá sorpresas para quienes se hayan quedado fuera de la selección.