Isabel Pantoja, la mansa se ha vuelto leona

  • Lejos queda ya la imagen de la joven viuda sobrecogida por el dolor, ahora la cantante saca las garras e, indignada, defiende su honor mancillado.
  • La semana pasada, Isabel Pantoja la lio cuando llamó a un programa de Antena 3 y comenzó a soltar sapos y culebras por la boca.
Isabel Pantoja durante una actuación.
Isabel Pantoja durante una actuación.
ARCHIVO
Isabel Pantoja durante una actuación.

Melena larga y azabache, voz portentosa y kilométricas batas de cola. Secundada por su propia legión de acólitos incondicionales, Isabel Pantoja despierta tantas pasiones como odios. Y en los últimos años ha despertado unos cuantos. Lejos queda ya la conmovedora imagen de aquella jovencita rota por el dolor, la viuda de España, sola y con un bebé que nunca recordaría a su padre.

María Isabel Pantoja Martín fue una niña prodigio de la copla, descendiente de una estirpe de artistas sevillanos, que cumplió el paradigma del sueño romántico andaluz al casarse con un torero de pro, Francisco Rivera, Paquirri. Poco importaba que ella, fervorosa creyente, jurara fidelidad ante Dios a un hombre que ya había estado casado antes y tenía dos hijos, o que, según afirmó posteriormente Jaime Peñafiel, Paquirri quería separarse de ella cuando le llegó la muerte.

Años más tarde, incluso se dijo que antes de que el diestro diese el sí quiero a Isabel, llamó a su primera mujer, Carmina Ordóñez para decirle que si ella quería, paraba la boda. Así lo contó su hermana, Belén Ordóñez. Sea como fuere, la tarde de su cogida en Pozoblanco, el torero llamó insistentemente a Isabel. "No quiso Dios que hablara con él", contó ella a Jesús Quintero, en su primera entrevista tras el fallecimiento de su marido.

Hoy Isabel Pantoja es una mujer muy diferente; la cándida viuda ha dejado paso a una fiera leona, capaz de engancharse con los periodistas o desafiarlos (memorable aquel "Sonríe... dientes, dientes, eso es lo que les jode", que dirigió a Julián Muñoz durante un paseo por Marbella para acallar los rumores de ruptura). La semana pasada salió a la luz toda su fiereza cuando Antena 3 emitió su "entrevista de un millón de euros a coste 0", regalada por cortesía de la tonadillera.

Encendida por lo que los tertulianos de Susanna Griso decían de su implicación en el caso Malaya, Isabel llamó al programa y, olvidando su contrato de exclusividad con Telecinco, soltó sapos y culebras por la boca, regalando a la cadena rival jugosos titulares, reproducidos hasta el infinito por el resto de medios de comunicación, como: "Yo soy igual que la infanta Cristina", "no tenía ni zorra idea de lo que pasaba en Marbella", "soy una simple cantante, os he venido de puta madre, he sido una cortina de humo perfecta" o "quitando el de Paco, es el momento más duro de mi vida". Todo, por decir que se siente "linchada" y "desangrada" y, a fin de cuentas, defender su inocencia de cara al juicio que, en unas semanas, la llevará de nuevo a la palestra.

Y de otro lado, la madre coraje

Al mismo tiempo en el que se convertía en la viuda de España, Isabel asumía otro rol dramático: el de la madre que se queda sola con su niño pequeño, lo único que le queda de su marido. La cantante volcó en el pequeño todo el amor que ya no podía dar al padre, un amor ciego e incondicional. Cuando Kiko —llamado así quizá para evitar confusiones con su medio hermano, también llamado Francisco— era pequeño, Isabel aseguraba que no dejaban de pararla por la calle para decirle cuánto se parecía el niño a su padre... El parecido ha quedado en entredicho con el tiempo, no así el cariño de la madre, que ha sufrido, llorado y defendido a capa y espada a su cachorro, ahora de 28 años y a unos meses de convertirse en padre. Y la querencia es recíproca...

Mostrar comentarios

Códigos Descuento