La ola de calor llega con los embalses a medio gas

En dos semanas, la ocupación de Eiras ha bajado del 70 al 63%, y la de Zamáns, del 72 al 67%. El Concello no tiene un plan para recortar el consumo.
Muchos vigueses se refrescaron en el agua de Samil, mientras en la Porta do Sol se registraban 34oC a mediodía. (M. Vila)
Muchos vigueses se refrescaron en el agua de Samil, mientras en la Porta do Sol se registraban 34oC a mediodía. (M. Vila)
Muchos vigueses se refrescaron en el agua de Samil, mientras en la Porta do Sol se registraban 34oC a mediodía. (M. Vila)
La ola de calor amenaza con recrudecer la situación de los embalses vigueses de Eiras y Zamáns, cuya ocupación no ha dejado de caer en las últimas semanas, hasta el 63 y el 67% de su capacidad, respectivamente.Si se mantiene la sequía y Vigo no reduce el consumo de agua, a finales de mes pueden estar a la mitad de su capacidad, como estaban hace un año cuando el Gobierno local restringió el baldeo de calles y pidió a los vecinos moderación en el consumo hasta que lloviera.

A pesar de que según las previsiones de MeteoGalicia tras las altas temperaturas no vendrá la lluvia, el Concello no ha fijado ninguna acción preventiva para reducir el consumo de agua. Tampoco se plantea de momento descartar el baldeo, según reconocía ayer.

Mientras Eiras y Zamáns se vacían a consecuencia del calor, otros hacen su agosto a costa de las máximas.

Más ventas que nunca

Las tiendas de electrodomésticos han vuelto a disparar la venta de aparatos de aire acondicionado y ventiladores durante este verano. «En los picos de calor nos quedamos sin existencias, incluso cuando venían dos camiones de reparto al día», aseguraban ayer desde la cadena San Luis. «Las ventas de estos aparatos han subido un 50%», afirmaban.

«Abanicamos a las pacientes»

En las fachadas del Centro de Especialidades de Coia, el sol pega de 9 a 14 horas, pero sólo una parte del edificio dispone de aire acondicionado. En la Unidad de Orientación Familiar, en la segunda planta, siguen sin climatización a pesar de que el Sergas se comprometió a instalarla en agosto. «Hacemos lo que podemos para soportar el calor, con ventiladores y la persiana bajada», contaba ayer una enfermera. «Hemos tenido que abanicar a las pacientes», decía.

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