Blanco de cal: los pueblos blancos andaluces

  • En Cádiz y Málaga se ocultan entre peñas los pintorescos pueblos blancos.
  • Arcos de la Frontera se asienta sobre una colina, a 96 metros de altura.
  • Algar es conocido por tener una iglesia de inesperado estilo mejicano.
Pasear por los Pueblos Blancos es viajar en el tiempo por vías salpicadas de fortalezas, atravesando un entorno natural único: los parques de Grazalema y los Alcornocales.
Pasear por los Pueblos Blancos es viajar en el tiempo por vías salpicadas de fortalezas, atravesando un entorno natural único: los parques de Grazalema y los Alcornocales.
MELISA TUYA
Pasear por los Pueblos Blancos es viajar en el tiempo por vías salpicadas de fortalezas, atravesando un entorno natural único: los parques de Grazalema y los Alcornocales.

En estas tierras se asentaron celtas, íberos y romanos, aunque sin duda la huella más profunda la dejaron los árabes. Su legado se palpa en las calles empedradas y en el olor a jazmín de sus calles. Pasear por los Pueblos Blancos es viajar en el tiempo por vías salpicadas de fortalezas, atravesando un entorno natural único: los parques de Grazalema y los Alcornocales. En las provincias de Cádiz y Málaga se ocultan entre peñas los pintorescos Pueblos Blancos. Su nombre se debe a la costumbre de sus vecinos de encalar las casas y su ubicación, a la necesidad de protegerse contra los enemigos de antaño. Así se han conservado inmunes al paso del tiempo.

Entre los pueblos más conocidos de esta ruta se encuentra Arcos de la Frontera. Esta localidad gaditana se asienta sobre una colina, a 96 metros de altura y bajo la cual fluye el río Guadalete. La plaza del Cabildo, situada en lo alto de la población, nos sirve de mirador. Allí se encuentra el imponente castillo, antigua fortaleza musulmana y, desde 1493 hasta el siglo XVIII, residencia de los duques de Arcos. Hoy es propiedad privada. A su lado, la iglesia de Santa María, levantada sobre una antigua mezquita, tardó seis siglos en finalizarse.

El desnivel aconseja una visita tranquila, descendiendo desde lo alto para perderse por un laberinto de callejuelas y patios. En las casas encontraremos también las huellas de un pasado señorial. La suntuosa residencia de los condes de Águila o el Palacio Mayorazgo, que guarda en su interior el patio más antiguo de la ciudad, son prueba de ello.

Las estrechas travesías dan albergue a numerosas iglesias y conventos. En la actualidad, sólo uno sigue en funcionamiento, el de las Mercedarias. Aunque es de clausura, las monjas preparan sabrosas tartas y pasteles que venden a los visitantes del pueblo.

Nadie debería abandonar Arcos sin disfrutar de un atardecer desde uno de sus miradores. El de Abades, por ejemplo, nos brinda un bello paisaje con la iglesia de San Agustín de fondo.

Montes con historia

Dejamos Arcos y seguimos el camino que nos llevará a alguno de los diecinueve Pueblos Blancos restantes. El primero lo encontramos a unos 20 kilómetros: Algar, conocido por tener una iglesia de inesperado estilo mejicano.

La ruta nos conduce también a municipios como Prado del Rey, el Bosque o Ubrique, famoso por su artesanía de cuero. También a Villaluenga del Rosario, donde se refugiaban los bandoleros del siglo XIX. Zahara de la Sierra es monumento nacional, a la vez que un pueblo coqueto, productor de aceite y coronado por un castillo árabe inexpugnable durante siglos. Más allá del embalse de Zahara aparece Grazalema. Situado a los pies del parque natural del mismo nombre, este pueblo goza de reconocimiento por su industria textil tradicional.

Ya en el extremo más oriental, encontramos Torre Alháquime, un municipio pequeño y tranquilo de calles empinadas, muy pintoresco. Y de regreso a Arcos, cerrando el círculo, vale la pena pararse en Bornos, visitar su lago y recorrer las calles y los jardines que surgieron alrededor del alcázar de Fontanar.

Además

  • Si viajas en familia, puedes acercarte el sábado a ver el espectáculo ecuestre de la Yeguada del Hierro del Bocado, en Jerez.
  • Si te gusta la naturaleza, visita el Parque de Doñana navegando por el Guadalquivir desde Sanlúcar de Barrameda.
  • Si prefieres el deporte, puedes seguir una ruta por Los Alcornocales en Mountain Bike.
  • Si buscas cultura, visita la Torre Tavira en Cádiz, la primera de España que tuvo una «cámara oscura» para observar a hurtadillas la ciudad.
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