La guerrilla del norte de Uganda ordenó a todos sus combatientes detener la lucha que iniciaron en 1987, para cumplir con la tregua acordada con el Ejército el pasado sábado y que entró en vigor hoy.

 Esta es la primera vez desde que el Gobierno de Uganda y los rebeldes del

Ejército de Resistencia del Señor (LRA) acuerdan un cese de hostilidades.

El vicecomandante del LRA, Vincent Otti, ordenó por teléfono vía satélite a todos sus combatientes, desplegados en Uganda, la República Democrática del Congo (RDC) y Sudán que comiencen a reagruparse en dos áreas designadas dentro de este último país.

Liberación de niños y mujeres

Cientos de mujeres y niños cautivos por los rebeldes serán liberados muy pronto, a partir de que el LRA empiece a respetar el alto el fuego, aprobado en las conversaciones de paz que se celebran en la ciudad sudanesa de Juba.

"Los niños y las mujeres no pueden formar parte de los combatientes cuando estos se muevan a sus lugares", afirmó Ojul.

"Estamos trabajando con la ONU y el gobierno del sur de Sudán para establecer campamentos separados para ellos", añadió.

Los militares del sur de Sudán supervisarán de cerca las zonas designadas para los rebeldes y las

Naciones Unidas, y los trabajadores sociales serán los encargados de recibir y hacerse cargo de las mujeres y niños.

El LRA y el Gobierno de Uganda suscribieron un acuerdo de alto el fuego el sábado pasado. Una del las condiciones más importantes de la firma es que todos los efectivos del LRA se reagrupen en varios puntos específicos de Sudán.

A partir de este acuerdo, se espera que los dos bandos avancen hacia la solución definitiva del conflicto en las conversaciones que desde el 14 de julio se desarrollan en esta ciudad, bajo la mediación del gobierno autónomo del sur de Sudán.

La tregua se ha alcanzado cuando está vigente la orden de captura de cinco líderes del LRA que son buscados por la

Corte Penal Internacional (CPI) para procesarlos por crímenes de guerra y contra la humanidad, entre ellos el de asesinato, secuestro y violación.

El LRA ha

secuestrado a miles de niños desde que comenzó el conflicto, forzándolos a luchar o utilizándolos como esclavos sexuales.