Esta nueva historia de violencia en la escuela se remonta al 3 de febrero. Una profesora ve a dos alumnas en el suelo de un pasillo e interviene en lo que parece una pelea (después dirían que estaban jugando). Una de las chicas, tras levantarse, asegura que la profesora la ha agredido (en el centro piensan que no fue así), versión que posteriormente cuenta a su familia.
Al día siguiente, la familia acude al centro y, tras localizar a la profesora, la insultan, agreden e, incluso, según testigos, la amenazan con darle «un navajazo». Tras el incidente, la alumna, que cursa 4º de ESO y tiene buen expediente académico, es expulsada unos días.
Cambio de centro
Mientras, el centro elabora un expediente para que la niña sea trasladada para siempre a otro instituto. El expediente, un mes después, es rechazado por «defecto de forma», y el centro decide comunicar a la familia que se va a abrir uno nuevo.
Ante la imposibilidad de dar con los familiares, el centro decide apartar a la niña de su grupo hasta que su familia dé señales de vida. Cuando aparece, viene acompañada de una orden del delegado provincial de Educación, J. J. Mougán, para que la niña se reincorpore de manera normal a su grupo. Es entonces cuando los profesores deciden ir a la huelga.
Opiniones encontradas
Juan Guzmán, presidente de al Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía, apoya a los docentes: «Se han sentido traicionados por la Administración y temen que su principio de autoridad se pueda ver afectado». A José María Mesa, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos, que se reunió ayer con el delegado provincial, le preocupa que «esto esté influyendo en la actividad en el centro. Ante la huelga anunciada sólo podemos apelar a la profesionalidad de los docentes».
«Un tema que se tiende a ocultar»
La violencia en las escuelas es un asunto que despierta una enorme preocupación en la sociedad. Casos como el del chico que se suicidó en Euskadi por no poder soportar el acoso al que le sometían sus compañeros o el del alumno de Coria del Río al que sus compañeros acosaban por su condición de homosexual, no son sino la punta del iceberg de un asunto que, según los profesores, es «bastante general. Lo que pasa es que, tanto a la Administración como a los centros, les interesa ocultar estos casos. Un centro en el que sucede algo así, el curso siguiente pierde una buena cantidad de alumnos, con los problemas de infraestructuras y profesorado que eso crea». Murcia, Andalucía, las Islas Canarias, Madrid, Barcelona... La violencia en los colegios e institutos es generalizada y cada vez existe mayor miedo entre todos los miembros de la comunidad educativa.
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