Cien personas sin recursos fueron invitadas este jueves por el colectivo El invernadero de Lavapiés a una cena elaborada con alimentos recogidos de la basura para reivindicar que "poder comer" es una de las necesidades más primarias de los ciudadanos.
"¿Cuántos alimentos en buen estado, precintados y todavía no caducados van a parar a los contenedores?", se pregunta el colectivo, que llamó a la iniciativa, en tono humorístico, cena de "comida basura".
Los productos elegidos no son recogidos de la basura sin más, sino que fueron seleccionados de los contenedores en los que las empresas y tiendas de alimentación o distribución desechan los productos cuyos envases se encuentran dañados en algún punto o que están a punto de sobrepasar la fecha de caducidad.
La Ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos del Ayuntamiento de Madrid establece que "manipular, rebuscar o extraer residuos depositados en recipientes instalados en la vía pública", es decir, en los cubos, supone una infracción leve castigada con 750 euros de multa.
Aún así, tres "cuadrillas" de voluntarios salieron el miércoles por la noche a recoger los alimentos desechados en los contenedores, que posteriormente guardaron en sus refrigeradores para cocinarlos y servirlos a personas "que no tienen qué cenar".
El improvisado restaurante se situó en un solar situado en la calle del Doctor Fourquet número 20-22 de Madrid capital, solar conocido como 'Esto es una plaza' que los vecinos han convertido en un huerto urbano y lugar de encuentro y recreo. El colectivo Todo por la Praxis aportó una cocina móvil fabricada con materiales reciclados.
Rechazo del consumismo
El fin, además de ofrecer alimentos a quienes lo necesitan, es "denunciar que comer es una de las necesidades que los ciudadanos deben tener cubiertas, ya que viven en un país que es la duodécima potencia mundial".
La cena fue impulsada por el grupo Comida Basura, compuesto por personas dedicadas al 'freeganismo' (freedom-libertad y vegan-vegano), un movimiento que trata de denunciar los perjuicios del consumismo y el sistema de vida actuales, así como el estigma que sufren las personas que buscan en los contenedores de la ciudad para poder sobrevivir.
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