Los extranjeros de la región están cada vez más 'madrileñizados'

  • Su tasa de fecundidad se reduce ya a 1,9 hijos por mujer.
  • Aspiran a trabajos más cualificados, suben las familias con casa propia y desean establecerse aquí, según una encuesta de la Comunidad.
  • Consulta la Encuesta Regional de Inmigración 2012 (PDF).
Inmigrantes en la Comunidad de Madrid.
Inmigrantes en la Comunidad de Madrid.
Elena Buenavista
Inmigrantes en la Comunidad de Madrid.

Los madrileños y los extranjeros tienen más similitudes de lo que algunos creen. Y es que el estereotipo del inmigrante que vive en un piso patera, trabaja exclusivamente en los andamios o se relaciona solo con personas de su misma nacionalidad está cada vez más lejos de la realidad. De hecho, la tasa de fecundidad entre las extranjeras se acerca a la de las madrileñas, aspiran a ocupar trabajos más cualificados y empiezan a adquirir casas en propiedad con la intención de establecerse en la región, según revela la Encuesta Regional de Inmigración 2012, elaborada por la Consejería de Asuntos Sociales, a partir de 2.992 entrevistas personales.

Los expertos han detectado un fenómeno creciente de asimilación de los extranjeros a la forma de vida de los naturales de la región. Incluso, se podría hablar de 'madrileñización'. "Las actitudes, los hábitos y los estilos de vida se contagian. Las personas de fuera hacen lo mismo que ven en los madrileños y ese fenómeno se acentúa más cuanto más tiempo pasan entre nosotros", explica el sociólogo Juan Díez Nicolás.

La encuesta de la Comunidad destaca el crecimiento profesional de los inmigrantes. La mayoría aún ocupan trabajos poco cualificados (locutorios, peluquerías, comercio,...), pero comienzan a despuntar en empleos que requieren más formación, como abogados, asesores, ingenieros o médicos. Como ejemplo, el 20,8% de ellos se dedicó a la construcción como primer empleo en Madrid, pero solo el 6,3% siguen ejerciendo en la obra.

Su integración también se nota en la vivienda. El 12,6% ya poseen una casa en propiedad, frente al 10,8% de 2009 (cuando se realizó la anterior encuesta). Hace tres años el 21,9% de los extranjeros se instalaban en casa de amigos o familiares, mientras que ahora solo residen de 'invitados' el 13,7%. El aumento de la compra de vivienda entre este colectivo es un indicador de su intención de establecerse en Madrid indefinidamente. Pese al retorno, todavía son más los que desean quedarse aquí (38,7%) que los que planean regresar a sus países (37,2%).

Búlgaros, con menos prole

La 'madrileñización' llega hasta el ámbito familiar. De hecho, cada mujer inmigrante tiene ya menos de dos hijos (1,9 de media), en una tendencia similar a la de las españolas. Los búlgaros forman las familias menos numerosas (el 95% tienen uno o dos hijos), frente a los dominicanos (el 44% tienen tres niños o más).

Además, las oportunidades laborales de la región siguen atrayendo a población extranjera. Casi el 21% de ellos vivían antes en otras autonomías, principalmente en Andalucía. "Madrid se ha convertido en una región refugio en tiempos de crisis para muchos inmigrantes de otras comunidades", destacó el consejero Salvador Victoria.

Por otro lado, una encuesta realizada con la colaboración del CIS apunta que los inmigrantes se sienten más integrados en España que en el resto de Europa, por la facilidad burocrática y el idioma (los latinos).

Los chinos rozan el pleno empleo

Pocos chinos residentes en Madrid conocen las colas del paro. El colectivo chino de la región roza el pleno empleo, con solo un 5,68% de desempleados. La tasa de paro global en España está ya en 24,44%. También se sitúan por debajo de la media los paraguayos (9,17% de parados) y los bolivianos (19,37%). En cambio, tienen más dificultades de encontrar trabajo los marroquíes (54,95% de desempleo) y los subsaharianos (52,03%).

Integrados en el distrito multicultural de Usera

"Mi sueño es poder juntar a mi familia". Rubén Vergara. 43 años, argentino. Rubén llegó hace cinco años "huyendo de los problemas económicos" y en Usera se siente "como uno más". Se gana la vida vendiendo empanadas en la calle, pero aspira "a tener un trabajo estable, como cocinero en un restaurante". No tiene en mente volver a su país. De hecho, su sueño es juntar aquí a su familia: "No veo a mi hija desde que tenía 7 años. Me gustaría traerla, aquí tendría más oportunidades".
"Si digo de volver, mis niños me matan". Toñi Martínez y Altagracia Martínez. 50 y 42 años, española y dominicana. Altagracia trabaja en la peluquería de Toñi desde hace tres años y lleva 10 en Madrid. "Me siento como en mi país. De aquí no me muevo. Pero es que mis hijos tampoco me dejarían, ellos tienen aquí su vida, me matarían si digo de volver", dice Altagracia. Su jefa, vecina del barrio desde siempre, ha vivido el boom de la inmigración: "De la noche a la mañana esto cambió. Ahora es todo de los chinos".
"No venimos de tan lejos para ir al paro". Lijue Guo, ‘Óscar’. 32 años, chino. Este ciudadano chino ("Óscar para mis amigos españoles") llegó en 2002 y ya se ha montado una tienda de productos de belleza. "También he trabajado en un restaurante, en un bazar... nosotros somos así, no venimos desde tan lejos para pedir paro ni ayudas". En el futuro no se ve fuera de España: "Mi hija de 4 años va al colegio, se siente madrileña. En unos años quizá será médico o abogada".
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