Las versiones dispares de la activista antisistema Núria Pòrtulas y sus dos compañeros y de los cuatro policías locales involucrados en una pelea el 19 de marzo de 2009, que acabó con denuncias cruzadas, han protagonizado el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia de Girona.

Los tres jóvenes acusados, Josep Oriol P.T., Pablo M.F. y Núria Pòrtulas, han asegurado que los agentes les agredieron de forma "brutal" sin ningún motivo ya que no estaban haciendo nada, mientras que los cuatro agentes han insistido en que fueron los activistas quienes les golpearon a ellos cuando quisieron identificarlos para multarles por colgar carteles en sitios no autorizados.

Los policías han explicado que fue uno de ellos, que en ese momento no estaba de servicio, quien vio a los jóvenes colgar carteles en sitios prohibidos, y que avisó a la central para que mandara una patrulla; entonces, un agente motorizado se dirigió a la dirección que facilitó el primer agente y paró a los antisistema.

Según la versión de los agentes, uno de ellos se abalanzó sobre el policía y le propinó un puñetazo en la cara —llevaba el casco puesto, pero se levantó la parte delantera para hablar con ellos—, y en ese momento los otros dos jóvenes saltaron encima de él y fue entonces cuando apareció el agente de paisano para ayudar a su compañero.

Más tarde llegaron más agentes, que simplemente redujeron a los jóvenes que estaban "muy exaltados, gritaban y parecían fuera de sí", según la versión de una testigo, una agente de los Mossos d'Esquadra que pasaba por el lugar de los hechos y presenció lo sucedido.

En cambio, la versión de los jóvenes cuenta que el agente de paisano fue el que primero les paró, dándoles un empujón y "empotrándoles" contra las ventanas de un bar, y que después apareció el agente que iba en moto y que fue él quién empezó la pelea con uno de los acusados.

Pòrtulas incluso ha afirmado que fue agredida en su traslado a la comisaría, aunque no supo reconocer al agente que la pegó "con la mano completamente abierta en la cara".

Los policías y los testigos han afirmado que la chica gritaba insultos contra los agentes como "perros, hijos de puta o torturadores", mientras que los jóvenes se quejan de que los agentes les llamaron "piojosos", una expresión que según uno de los agentes utilizan en el argot policial, no de forma despectiva.

Peticiones de los abogados

El fiscal pide que se condene a los tres jóvenes por un delito de atentado contra agentes de la autoridad, una falta de lesiones y un delito de resistencia a los agentes con penas que se mueven entre los ocho meses y el año y cuatro meses de cárcel.

Por su parte, el abogado de los jóvenes considera que loa agentes se sobrepasaron, por lo que pide que los condenen a siete años de prisión por detención ilegal y delito de tortura.