El Museo Marítimo del Cantábrico inaugura la exposición 'La huella de Solana'

La muestra permanecerá abierta hasta el 15 de diciembre y ofrece un recorrido por la historia de los astilleros de la bahía de Santander
Museo Marítimo Del Cantábrico
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EUROPA PRESS
Museo Marítimo Del Cantábrico

El director general de Cultura, Joaquín Solanas, inaugurará este miércoles, a las 19.00 horas, la exposición 'La huella de Solana', organizada por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte en el Museo Marítimo del Cantábrico. La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 15 de diciembre.

La exposición plantea un recorrido por la historia de este astillero y sus hombres, prestando especial atención a la figura de Manuel Solana Crespo y su familia, así como por la forma de trabajar y los barcos que construyeron.

Para su montaje se ha contado con la colaboración de las familias Solana y Álvarez (Astilleros Solana) al aportar modelos, documentos, planos y herramientas, así como de modelistas, particulares y la Asociación de Amigos del Museo, ha informado el Gobierno en un comunicado.

La ribera de la bahía de Santander ha sido testigo de la construcción de innumerables embarcaciones, resultado del esfuerzo de distintos oficios. Sin considerar el Real Astillero de Guarnizo, plantaron quilla y se botaron naos, bergantines, goletas, quechemarines, pataches y, sobretodo, múltiples embarcaciones para la pesca a remo, vela, vapor o diesel, tanto de bajura como de altura.

Las técnicas y los astilleros han ido evolucionando con el tiempo, el metal sustituye a la madera, las herramientas se mecanizan y el trabajo artesanal se torna industrial. Durante una época no lejana lo centros de producción se concentraban, tinglado con tinglado, en la ensenada de San Martín. Aún perdura el recuerdo de como el maestro diseñaba el barco, atendiendo a las necesidades de las gentes de la mar y junto con los carpinteros de ribera y calafates culminaban la obra. Buen ejemplo de todo ello son las tres generaciones de la familia Solana Álvarez, cuyo tesón y buen hacer han dejado huella en el sector pesquero y naval de Cantabria.

Manuel Solana Crespo (1905) entra a los 13 años como aprendiz de calafate en el astillero de don Tomás Abascal, situado entre San Martín y El Promontorio. Así, comienza su vida como carpintero de ribera, siempre ligada a la madera, la brea, las machinas, los barcos y la pesca. Junto a nueve compañeros de profesión, se hace copropietario de los antiguos Talleres de Mendiguren, fundando Astilleros Cantabria, S.L., donde se construyen entre otras, las parejas para Portales y Anuarbe.

Tras más de veinte años de profesión monta su propio taller, al que llama "Manuel Solana Crespo Construcción y Reparación de toda clase de Embarcaciones" y en 1949 su sobrino, Daniel Álvarez Fernández, se establece con él. Comienzan haciendo botes, pero pronto construyen barcos de mayor eslora. Pocos años después, su hijo Marcelino Solana Fernández (Nino) se incorpora posteriormente al astillero, conformándose el núcleo familiar de socios fundadores de los Astilleros Solana S.L.

Padre, hijo y sobrino, trabajan en una tejavana en la zona de San Martín, pero la precaria y escasa infraestructura del taller, junto con la cada vez mayor complejidad y tamaño de las embarcaciones, les obliga a desarrollar el proyecto "Taller para construcción o reparación de embarcaciones de pesca, pequeño cabotaje o auxiliares de puerto" en la dársena de Maliaño.

En 1957 se trasladan al nuevo enclave de Astilleros Solana en el barrio pesquero, donde cuentan con modernas instalaciones y rampa-varadero. La demanda de buques de mayor eslora y el anhelo de construir, botar y entregar los barcos totalmente acabados, hicieron que este taller se quedase también pequeño en pocos años. Además, el aumento de la flota, la atención a su mantenimiento y las reparaciones, hizo que el trabajo desbordase las posibilidades de las instalaciones.

Los veinte años de permanencia en el Barrio Pesquero supusieron su asentamiento definitivo, pero las carencias de sus instalaciones obligaron a un nuevo traslado, esta vez a la ría de Boo, donde construyeron su primer pesquero de casco de acero, el Nuevo Flechero, y el mayor yate de recreo construido en Cantabria, el Laukariz II. Además de proyectos inconclusos, como la construcción de las réplicas de La Pinta y La Niña, con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, por la falta de calafates.

Con fecha 15 de marzo del 2004 se publica en la prensa local la noticia del cierre de Astilleros Solana, poniendo fin a una fructífera y larga trayectoria de la construcción naval de Cantabria.

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