La Obra Social y Cultural de Caja Segovia continúa con su programación expositiva de 2012 en las Salas de las Caballerizas del Torreón de Lozoya, brindando un nuevo encuentro con el pintor holandés Willem Beekhof, quien desde hace muchos años ha tomado la capital segoviana como elemento de inspiración para su pintura de paisaje.

La nueva muestra será inaugurada el próximo viernes, 25 de mayo, a las 20.00 horas y permanecerá expuesta hasta el próximo día 1 de julio, según informaron a Europa Press fuentes de la organización.

Hace ahora dieciséis años, el Torreón de Lozoya daba a conocer en sus salas, por primera vez en Segovia, la obra reciente de Willem Beekhof, un pintor que además se presentaba entonces como doctor arquitecto y profesor titular de proyectos arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

En aquella ocasión, este holandés afincado en España mostraba su personal visión del paisaje segoviano, con una pureza de colores y una simplicidad de factura que lo entroncaban con la tradición postimpresionista y expresionista holandesa, en particular con Vincent Van-Gogh, o quizás más aún con Theo van Doesburg (en el catálogo de la actual exposición confiesa también su admiración por Willem de Kooning y Oscar Kokoschka).

El resultado fueron originalísimas interpretaciones de campos cercanos a poblaciones como Francos, Maderuelo, Saldaña de Ayllón, Segovia, Santa María la Real de Nieva o Cuéllar, rotundos en sus amarillos y azules, a decir del pintor "paisaje castellano duro y auténtico, con una colección de formas y colores, por un lado los originales de la naturaleza y por otro los introducidos por el hombre".

La muestra que ahora presenta en estas Salas incluye una serie 'Segovia revisited', dedicada al paisaje segoviano, junto a visiones de otras latitudes, incluyendo las orillas del mar o los puertos.

Junto a este género, Beekhof se mueve también en el mundo del bodegón y del desnudo, no teniendo escrúpulos en mostrar preocupaciones que le llevan a desarrollar series en las que el objeto cotidiano se va progresivamente materializando hasta acabar casi en la total abstracción.

A este respecto, ha escrito que "esta pintura parte de la realidad por necesidad imprescindible e ineludible, una realidad que se somete a un proceso de reducción y transformación que no carece de misterio y que establece un nuevo orden en la materia, esta vez pictórico. Es un proceso similar a la transformación en manos de un escritor de personas de la vida diaria en protagonistas de una nueva realidad, la novela. Ciertos aspectos de esa realidad observada se condensan en unas claves que pueden evocar más emoción que los hechos originales en su contexto que en principio es más complejo y rico en detalles, pero carece de esta visión pictórica o si se quiere poética, que permite su transformación".

Igualmente variada es su forma de afrontar los temas, pudiendo observarse paisajes serenos, construidos con formas bien definidas, junto a otros más nerviosos, en los que la pincelada parece volar con gran agilidad; por último, algunas obras, apuntan quizá hacia el Pop pero desde una crítica social.

No en vano Willem Beekhof encuentra en su oficio algo más que un medio de expresión, "la terapia antiestresante y en particular descabreante, ahorrándome sesiones de divanes y que me ha dejado fuera de los curanderos", de ahí el subtítulo de la muestra, 'Más pinceles, menos prozac', tan explícito.