«Me siento bien entre mujeres»

Francisco lleva sólo siete meses trabajando como auxiliar de vuelo (lo que vulgarmente se conoce como azafato) y reconoce que sus compañeras le tratan muy bien.
De hecho, recomienda esta profesión a los hombres, porque «nunca te aburres y ves muchas chicas».

¿Cómo se le ocurrió hacerse auxiliar de vuelo?

Un día mi tía vio en una de las televisiones que hay en el autobús una publicidad de una academia que imparte el curso de tripulante en cabina. Me lo dijo y como siempre me ha gustado lo de los aviones, me apunté.

¿En su clase había más hombres?

La gran mayoría eran mujeres pero tenía cuatro compañeros. Cuando acabé, eché el currículum en varias compañías y, al final, me cogieron en Portugalia. Que tengan base en Valencia, sólo Air Nostrum y la mía tienen azafatos.

¿Nota que los pasajeros se sorprenden cuando les sirve un hombre?

La mayoría de los pasajeros que viajan en la línea en la que trabajo (Portugalia) son ejecutivos que, aunque están acostumbrados a ver chicas, no muestran sorpresa y creo que están contentos conmigo.

¿Alguna pasajera ha intentado ligar con usted?

La verdad es que no, pero las señoras de la limpieza sí que lo han intentado y me piropean mucho. Sí que conozco a compañeros a los que les han escrito el número de teléfono y luego se lo han pasado.

Todo el día rodeado de mujeres. ¿No tiene celos su novia?

Unos pocos, porque todos los meses me tengo que quedar a dormir un par de noches en Lisboa con mis compañeras.

¿Ha vivido alguna situación arriesgada?

De momento dos. Una cuando se rompió un cristal de la cabina de pilotos, pero al final no pasó nada. En otra ocasión, un pasajero me avisó de que se había levantado la tapa de fuselaje del motor. Avisé al piloto y dimos la vuelta.

¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?

Pues que me da la oportunidad de conocer muchas ciudades, aunque a veces sólo pise el aeropuerto.

BIO

Nació hace 23 años en Valencia. Estudió hasta COU y luego realizó un curso de seis meses de tripulante de cabina de pasajeros. Lleva siete meses trabajando en Portugalia, una compañía que le exigió para entrar saber inglés y tener buena presencia.

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