Un falso psicólogo acusado de ayudar a un paciente a suicidarse ha aceptado una condena de tres años de prisión y el pago de una indemnización de 20.000 euros, lo que ha evitado el juicio, que estaba previsto celebrar este lunes por la mañana en la Audiencia de Barcelona.

La defensa ha pactado con Fiscalía aceptar los hechos que se le imputaban a cambio de rebajar la pena que solicitaba para él, de cinco años de cárcel y una multa, por un delito de cooperación al suicidio y otro contra la salud pública con sustancias que causan grave daño a la salud.

Según la Fiscalía, en el verano del 2009, Ramon S. que ejercía de "psicólogo personalizado" sin tener el título oficial ni conocimientos para ello, conoció a la víctima para prestarle sus servicios, sabiendo que había intentado suicidarse, que sufría depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos. En vez de ayudarle a salir del bache, le envió un manual sobre métodos para quitarse la vida y llegó a ofrecerse por correo electrónico: "Si un día estás cansado de todo y quieres irte al otro barrio, pues también te ayudaré si quieres".

El paciente le pidió asesoramiento para suicidarse "sin sufrimiento", después de asistir a una asociación para morir dignamente, donde le intentaron motivar y le animaron a salir de la depresión. El Ministerio Público cree que el acusado influyó decisivamente en el suicidio de su paciente: "No trató de disuadir en ningún momento al mismo de que abandonara dichas ideas, sino que al contrario, decidió reforzar la resolución de aquel al suicidio".

También contribuyó a "disipar cualquier duda" de que el suicidio era la opción más adecuada para mejorar la vida que tenía, siendo consciente de la influencia que tenía sobre él por su personalidad frágil e influenciable. Al fin encontraron el método idóneo para provocarse su propia muerte con "total ausencia de dolor": sobredosis por intoxicación aguda de heroína, según detalla el fiscal.

Como la víctima no sabía cómo conseguir la sustancia, el mismo pseudo-psicólogo le ayudó, comprando el 28 de enero del 2010 en Barcelona por 60 euros un kilo de heroína de alta pureza, y al día siguiente al mediodía se vieron en Sant Pere de Vilamajor (Barcelona), donde le entregó la sustancia y le explicó cómo ejecutar el suicidio, preparar la droga y administrársela. Falleció entre ese día y el 4 de febrero por "insuficiencia respiratoria" como reacción adversa a una sustancia tóxica, tras inyectarse heroína en su propio brazo.