La Audiencia de Burgos ha impuesto un conjunto de penas que suman dieciocho años y medio de cárcel a la mujer de origen marroquí Nabila A. como autora del asesinato de su marido, Abdelaziz Bakkali, perpetrado en la localidad burgalesa de Melgosa en 2011 como consecuencia del incendio que ella mismo provocó en el domicilio conyugal.

En su sentencia, y de conformidad con el fallo del jurado popular, que, por unanimidad, halló a la procesada autora de un delito de asesinato, con la agravante de parentesco, y de otro de incendio, la Sala burgalesa resuelve condenar a la mujer a una pena de diecisiete años y medio por el primero de ellos y a otro año más por el segundo, mientras que, en concepto de responsabilidad civil, habrá de indemnizar a cada uno de sus dos hijos en la cantidad de 125.000 euros y al propietario de la casa siniestrada en la cuantía de 4.129 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El fallo, que incluye la postura en contra a la remisión condicional de la condena y a la concesión del indulto, es recurrible ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos.

Los integrantes del jurado consideraron probado que la ahora condenada llevó a cabo de forma "consciente y voluntaria" un plan establecido para acabar con la vida de su marido, "sabiendo el resultado que podría causarse", consistente en prender fuego a la vivienda familiar en la que residía junto a su cónyuge para acabar con la vida de éste y tras haber ideado una coartada.

Así, el 14 de febrero de 2011 la autora del asesinato acudió a un centro médico supuestamente aquejada de problemas de somnolencia y depresión, para hacerse con un ansiolítico que suministraría horas más tarde a su marido, durante la cena.

Esa misma noche, se desplazó acompañada de sus hijas hasta la capital burgalesa apara llevar a una de ellas al Complejo Asistencial de Burgos, donde un especialista detectó un enrojecimiento en la garganta de la menor.

Acto seguido se desplazó de nuevo hasta Melgosa donde, tras dejar a sus hijas en el coche, entró en el domicilio conyugal y, después de haber comprobado que su marido dormía, prendió fuego al sofá donde se encontraba.

En ese instante, su marido despertó y aunque trató de desplazarse a otra estancia de la casa, el monóxido de carbono del incendió provocó que se desplomase en el suelo, falleciendo a causa de las llamas.