La carga de grava que llevaba se derramó en la carretera y dejó intransitables los tres carriles en dicho sentido durante casi toda la mañana, lo que provocó cuatro kilómetros de retenciones que se mantuvieron constantes hasta las 12.00 horas, según la Dirección General de Tráfico (DGT).

Los efectos secundarios

La cosa no quedó ahí. Muchos conductores optaron por la A-7, que a las 11.40 horas se convirtió en un monumental cuello de botella de 20 kilómetros sentido Málaga, a la altura de Plaza Mayor y hasta Rincón de la Victoria. Más de dos horas tardó Javier G.R. en llegar desde El Palo a la zona del aeropuerto, donde trabaja. Lo normal son 20 minutos, según su relato.

Otras carreteras sufrieron lo suyo: Las Pedrizas (A-45), con cuatro kilómetros de retenciones sentido Málaga; la avenida Velázquez y otras arterias de la capital. «Siempre que ocurre algo en las rondas termina afectando mucho a la ciudad», apuntó a este diario el concejal de Tráfico, Javier Berlanga. La solución estará en la hiperronda, pero mientras llega se toman medidas a corto plazo para ir tirando como el incremento de los paneles de señalización de vías alternativas. Ya hay unos cinco y se prevé la instalación de algunos más en los alrededores del centro histórico.

La ronda oeste bate su récord

El Viernes de Dolores, la ronda oeste batió todos sus récord de circulación desde que se construyó, en 1992. Ese día, la DGT contabilizó 264.709 movimientos y superó la marca máxima de 263.000 registrada el verano pasado, según aseguró a 20 minutos el jefe provincial de Tráfico, Luis Lorenzo, para quien el incidente de ayer demuestra que aunque la ronda está casi al máximo de capacidad y hace falta la hiperronda, ya va siendo hora de que los conductores paguen por la irresponsabilidad de ir a una velocidad inadecuada.

Insistió en que el atasco se produjo «no porque falten carreteras, sino porque un camionero cargado no respetó la velocidad en una curva». En opinión de Lorenzo, si se exigieran responsabilidades, e incluso una indemnización para los ciudadanos afectados, nos lo pensaríamos dos veces al volante.