Comer y acabar comprando... en el mismo establecimiento

  • Los híbridos restaurante-tienda son cada vez más.
  • Recorremos unos cuantos de estos establecimientos.
Interior de Poncelet Cheese Bar.
Interior de Poncelet Cheese Bar.
ponceletcheesebar.es
Interior de Poncelet Cheese Bar.

Empezar comiendo y terminar comprando en el mismo sitio, ¿nos parece inusual? Cada vez menos. Algunos espacios se están convirtiendo en híbridos (restaurante-tienda) donde podemos comenzar en la mesa y cerrar en el anaquel, o al revés.

Cornelia & Co es ambas cosas y más. Un lugar donde bien podemos tomar un té, comprar marisco del día o escoger la pasta fresca del domingo. La cocina está abierta entre las 9 de la mañana y la 1 de la madrugada, con los fogones listos para servir desayunos, almuerzos, meriendas y cenas.

Para disfrutar de la gastronomía húngara, Paprika Gourmet. La primera tienda especializada en productos de ese país donde no solo hay embutidos de ciervo, jabalí, conejo, pato o avestruz, sino que se sirven desayunos típicos de Hungría y, al mediodía, raciones para picar.

A la carta, para llevar

Del Grupo Tragaluz, y con una decoración renovada, Mordisco. Un espacio para desayunar, comer o cenar, pues su cocina está abierta todo el día. Desde tostas y hojaldres, hasta carnes y verduras a la parrilla. Tiene una tienda con una selección de vinos, enlatados y platos de la carta para llevar.

Comer una pizza o un calzone (empanada hecha con la misma masa de la pizza y con múltiples rellenos) y poder comprar los ingredientes con los que fueron hechos es la filosofía de Pizza Mascalzone.

El restaurante está justo frente a la tienda homónima en la calle Cervantes donde, casi a diario, se reciben los quesos frescos: mozzarella de búfala de Campania, Italia; la burrata  (cuyo nombre deriva de “burro”, que es mantequilla en italiano, gracias a su textura interna cremosa); y  el fior di latte (hecho con leche de vaca). Además, hay otras especialidades importadas como la salsa pesto (hecha con albahaca y piñones); los tomates secos en aceite de oliva, la mortadela o el prosciutto di Parma.

De los sándwiches a los quesos

Lo que comenzó siendo una pastelería con una amplia oferta en repostería, en 1931, se ha convertido, 80 años después, en un espacio gastronómico singular. En  Mallorca no solo hay bombones y bollería, sino sándwiches, un servicio de restaurante (con platos calientes) y un catering (con servicios externos para celebraciones).

Hijo de Poncelet, Poncelet Cheese Bar es un establecimiento especializado en quesos. Allí no solo habrá ocasión de escoger entre las más de 140 referencias, sino que tiene una carta con carnes, pescados, ensaladas, pastas, arroces y platos 'anti-queso'.

Cerramos con el Mercado de San Antón, donde se puede empezar por el final. Es decir, que antes de llegar a la  Cocina de San Antón, el restaurante de la tercera planta, podemos hacer un recorrido por la carnicería, por ejemplo, y comprar el corte que nos prepararán después en el local. El lema es: "Tú eliges el producto en el mercado y nosotros te lo cocinamos a tu gusto".

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