El bus a la Intermodal o al aeropuerto sigue siendo un sufrimiento

Sólo hay seis autobuses y sus horarios obligan a los viajeros a permanecer horas en el aeropuerto. Sólo el 51 va a Delicias.
El autobús de la estación se toma en una desolada y, estos días, abrasadora parada. (Fabián Simón)
El autobús de la estación se toma en una desolada y, estos días, abrasadora parada. (Fabián Simón)
El autobús de la estación se toma en una desolada y, estos días, abrasadora parada. (Fabián Simón)
Si tiene que coger un avión para irse de vacaciones, deberá informarse primero de cómo llegar hasta el aeropuerto de Zaragoza, porque la terminal no está muy bien comunicada.Existe un servicio de autobús con paradas en paseo Pamplona, plaza San Francisco, Isabel la Católica, vía Hispanidad y Pla-Za, pero sólo cuenta con seis servicios al día (10.45, 13.15, 15.45, 18, 21 y 21.45 horas), cuando en estas fechas parten una treintena de vuelos.

Esta escasez de frecuencias horarias obliga al usuario a llegar al aeropuerto horas antes de que salga el avión. «Me voy a Ibiza mañana a las 17.10 h y tendré que coger el bus de las 13.15 para facturar las maletas. Después pasaré allí las tres horas que quedan», explica una usuaria.

Si no quiere perder tiempo puede coger un taxi, pero la factura no le bajará de los 15 euros, muy por encima de los 1,80 euros del bus o del parking gratuito del aeropuerto, donde se puede dejar el coche cuanto se quiera.

Para los que viajan en tren, ir hasta la Intermodal también es complicado. La única línea que llega allí es la 51, con frecuencias de 15-30 minutos, y un taxi desde el centro cuesta cerca de seis euros. También hay servicio de aparcamiento, pero cuesta 1,10 la hora u 11 euros por día (con descuentos para la clase preferente).

Estaciones de bus obsoletas

Las pésimas instalaciones de las estaciones de la ciudad pueden convertir en un suplicio la espera hasta la salida de nuestro viaje. La mayoría no tiene cafetería, sólo máquinas de bebidas, y las que tienen son muy deficientes. Además, el aire acondicionado deja bastante que desear y el calor de los motores de los buses se apodera del lugar. Y, por supuesto, el problema de siempre, la dispersión, ya que hay una estación en cada punta de la ciudad, con largas distancias de una a otra en caso de hacer transbordos. La estación Intermodal pondrá fin a todos estos problemas pero, de momento, toca sufrir.

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