Emilio Calderón afirma que como escritor "no ha digerido" la catástrofe para poder publicar novela de Lorca

Confía que Lorca "se recuperará con más pujanza, puesto que se está renovando buena parte de la ciudad aunque sea a costa de la tragedia"

El escritor malagueño Emilio Calderón no descarta publicar un nuevo trabajo en un futuro en el que los terremotos de Lorca "se conviertan si no en el argumento, en uno de los ejes de la novela".

No obstante, Calderón reconoce que es algo que todavía no ha asimilado como escritor, "no lo he digerido". Por ello, afirma que necesita más tiempo "para poder ver las cosas con más perspectiva, ya que el primer sentimiento que me asalta cuando pienso en todo esto es el del miedo y con miedo no se puede escribir".

"Todavía tengo que superar esos temores que me atenazan y me persiguen cada vez que voy a Lorca", admite Calderón, finalista en 2009 del Premio Planeta con su novela 'La bailarina y el inglés'.

Y es que, el primer 'flash' que retiene en su memoria a los segundos de los seísmos es el de una imagen que califica "casi como de bíblica". Precisamente, esa tarde Calderón se encontraba en la biblioteca municipal de Lorca ultimando los detalles de su última obra, 'Los sauces de Hiroshima', cuando "empezó a temblar el edificio y empezaron a abrirse grietas en las paredes".

La sensación que tuvo, explica en una entrevista concedida a Europa Press, es que "el mundo se acababa, pero afortunadamente eso duró seis o siete segundos, y aunque fue muy escasa en cuanto al tiempo, fue muy intensa en cuanto al miedo, al terror que uno siente en ese corto periodo de tiempo".

Cuando la tierra dejó de temblar, recuerda que acudió a auxiliar a una chicas que habían quedado sepultadas bajo una estantería y que, por suerte, se habían refugiado debajo de una mesa, que amortiguó el golpe.

Una vez que consiguió salir al exterior, se puso en contacto con su familia y lo que observó fue "una situación terrible, ya que las comunicaciones estaban colapsadas, había mucho polvo en suspensión y gente con alguna herida de haberle caído alguna cornisa".

Una situación que describe como "de caos, desconcierto" y que no había vivido nunca nada parecido: "los daños eran cuantiosos, campanarios caídos, bajos dañados, coches con trozos de cornisas y aplastados; una visión dantesca que ya reflejaba un poco la gravedad de lo que luego resultó ser".

Ha pasado un año de la catástrofe y este historiador malagueño, que resultó también ser otra víctima más de los seísmos, ya que su vivienda tenía cuantiosos daños materiales, pone de manifiesto que "esa sensación de estar en un sitio inseguro no me la he podido quitar".

Calderón hace referencia precisamente a que tras esos fuertes seísmos se registraron más de un centenar de réplicas que, aunque fueron de menor intensidad, "el miedo vuelve a aflorar".

De hecho, recuerda que una de las anécdota de estas navidades en Lorca era que la gente "quería estar cerca de la puerta en las comidas y cenas, porque todo el mundo tenía en la cabeza este 'tick' psicológico, un poco de inseguridad, de miedo, de que vuelva a repetirse la misma situación y tener a mano una salida".

"lorca se recuperará pero la gente está afectada"

La estampa que le deja Lorca es "desoladora" para este escritor, porque es lo que refleja la cara de su gente. No obstante, ha resaltado que "en el último mes y medio ha empezado a verse un mayor movimiento y actividad".

Por ello, confía que la Ciudad del Sol "se recuperará tarde lo que tarde y con más pujanza incluso, puesto que se está renovando buena parte de la ciudad aunque haya sido a costa de esta tragedia, se está restaurando el patrimonio con cierta celeridad, incluso las cosas que se están haciendo se están haciendo bien, con buen criterio".

"Lorca, insiste, puede salir beneficiada de esto a largo plazo, pero no será cuestión de meses, aunque al final todo volverá a su ser y el episodio trágico del terremoto quedará en el recuerdo".

Por la cercanía en el tiempo y por el hecho de lo que en aquel momento estaba escribiendo, 'Los sauces de Hiroshima', enmarcada en el Japón de los últimos días de la II Guerra Mundial y que tiene como hilo conductor el asesinato de unos 'atomizados', personas que sufrieron las secuelas de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, Calderón considera que "tenía algo que ver con lo que había ocurrido en Japón y el propio efecto destructor".

Desde su punto de vista, hay cierto paralelismo con las víctimas de Fukushima, ya que "el origen también fue un terremoto".

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