Policía Nacional activó en 10 días todos los dispositivos complejos en Lorca, excepto de atentado terrorista

Se trabajó en unas condiciones de "presión" y de catástrofe humanitaria, "ya que se traficaba con bienes de primera necesidad"
Unidades De Prevención Y Reacción Del CNP En El Barrio De La Viña
Unidades De Prevención Y Reacción Del CNP En El Barrio De La Viña
EUROPA PRESS
Unidades De Prevención Y Reacción Del CNP En El Barrio De La Viña

Los días diez siguientes a los terremotos de Lorca ocurridos el 11 de mayo del pasado año, el Cuerpo Nacional de Policía tuvo que hacer frente a todos los dispositivos "complejos", excepto el propio de un atentado terrorista, puesto que en esos días acudieron personalidades, hubo un funeral de estado, los Príncipes de Asturias visitaron el lugar de la catástrofe, así como el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y la crisis humanitaria.

Así lo considera el comisario Ignacio del Olmo, jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de Murcia, quien describe aquella situación como "caótica" y al mismo tiempo "dantesca".

Las primeras horas las recuerda de confusión y las posteriores de un gran esfuerzo, ya que se tuvo que hacer frente a situaciones problemáticas, derivadas de la crisis humanitaria ocasionada a raíz del terremoto.

Y es que, explica en una entrevista concedida a Europa Press, se originó el efecto llamada y "comenzó a venir gente de todas partes, produciéndose un colapso en los campamentos".

"La gente pensó que había funcionado el rumor de que todos los que estuvieran en Lorca se les iba a dar merienda y una ayuda", lamenta el comisario del Cuerpo Nacional de Policía, quien saca a colación otro fenómeno "curioso" desde su perspectiva, por cuanto que la gente que tenía casa en alquiler en Lorca "la dejó y se fue a vivir al campamento pensando que allí iban a conseguir ese tipo de ayudas".

Trabajando en unas condiciones de "presión" y de catástrofe humanitaria, destaca el elevado número de personas que había en los campamentos "sin poder acceder a su vivienda", registrándose, al mismo tiempo, verdaderas situaciones de alarma, ya que "se vendían literas, se expulsaban a familias, se traficaba con bienes de primera necesidad, se ejercía la prostitución en los campamentos"; en definitiva, insiste, "una crisis humanitaria".

Aunque deja claro que no se produjeron saqueos, resaltando al mismo tiempo la actitud "cívica" que demostró el pueblo de Lorca en aquellas difíciles horas, se ha observado desde el citado Cuerpo "un descenso del número de delitos de denunciados en Lorca, se denunciaron muchos menos delitos".

Del Olmo, que fue coordinador del dispositivo montado por el terremoto de Lorca y que ha sido condecorado por su labor, asegura que esta catástrofe le ha ayudado a ser mejor persona y estar más orgulloso de ser policía.

Mención especial merecen las víctimas que fallecieron, que "tenían vidas específicas y que muchas de ellas murieron por casos de mala suerte y ver una vida truncada en esas condiciones y que se pueda contribuir a ayudarlas y paliar su dolor de alguna manera me ha hecho mejor persona".

Por todo ello, espera con ilusión y entusiasmo que Lorca se convierta en un referente, "en la ciudad del futuro, por las posibilidades y el talento que tiene". La nota positiva de esta tragedia es que "se tiene una oportunidad, ya que los edificios caídos abren la puerta a construir la Lorca del futuro, una ciudad moderna, vanguardista, que no se olvida de la tragedia que ha vivido".

Pese a estas buenas vibraciones del comisario, advierte que esto no será posible y no se puede conseguir "si no hay financiación, dado que la gente de Lorca no puede hacerlo sola, nos necesita a todos". "La comprensión de que su problema es mucho más agudo y o pueden esperar a que haya bonanza económica, necesitan el dinero y lo necesitan ahora, porque no podemos esperar a que se recupere la situación económica", denuncia Del Olmo.

La radio del '091'

En silencio

El jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de Murcia relata que cuando ocurrió el primer movimiento sísmico estaba en su vivienda y en el segundo ya se desplazó a la Jefatura. Cuando llegó a Lorca, vio "un auténtico caos, el techo de la comisaría derrumbado, vehículos policiales aplastados y cascotes por todas partes".

Como anécdota "curiosa" cuenta que después del segundo seísmo, la central de operaciones de la Policía, el '091', que recibe las llamadas de los ciudadanos y las canaliza, se quedó "en silencio".

"Se empezaron a recibir llamadas de ciudadanos alarmados y, al mismo tiempo, nuestras dotaciones de vehículos estaban llamando, por lo que uno de los operadores, agobiado, dejó de contestar a los comunicados y se produjo algo casi imposible de encontrar en una sala de operaciones, se produjo el silencio y a partir de ese momento nos pusimos a imponer disciplina y a ver dotación por dotación".

Desempeñaron una labor humanitaria, repartiendo agua y alimentos de primera necesidad que le proporcionaron comercios solidarios, y se dieron instrucciones a los afectados de no entrar a sus domicilios, salvo casos de extrema necesidad, como enfermos crónicos.

El momento "clave" de ese primer día fue cuando llegó la noche, "cuando entonces ya se empezaron a distribuir efectivos en dos líneas: equipos de búsqueda de víctimas, para lo que contábamos con especialistas de subsuelo, y perros de búsqueda de atrapados; y el dispositivo de seguridad ciudadana".

En total, llegaron a movilizarse alrededor de 600 efectivos, una cifra histórica jamás conseguida en la Región de Murcia. Desde el helicóptero pesado hasta distintos grupos especiales, todos colaboraron en esta catástrofe.

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