El proyecto, elaborado por el Servicio Penitenciario Federal (SPF), tiene como objetivo resolver el problema de la superpoblación en los penales del país.
"La ley establece un mínimo de cuatro metros cuadrados de superficie por recluso, pero en realidad no llegamos ni a los tres", dijo Alexandr Sídorov, portavoz del SPF.
De acuerdo con el proyecto, para hacerse, por ejemplo, con territorio de la prisión Butirka, que ocupa 3,4 hectáreas en el centro de Moscú, los inversores han de construir un nuevo penal de 130.000 metros cuadrados fuera de la ciudad.
Además de tener una mayor superficie, el nuevo presidio deberá contar con todos los adelantos y "comodidades" de las instalaciones penitenciarias modernas.
"Según nuestros cálculos, el precio en el mercado de un metro cuadrado de nuestras prisiones es comparable con el de una vivienda de lujo", dijo Sídorov.
Especialistas del sector inmobiliario coinciden en que el edificio de la prisión Kresti de San Petersburgo, es ideal para su transformación en un hotel y promete una rápida recuperación de las inversiones.
Kommersant advierte a los posibles interesados en el proyecto del SPF de que algunas prisiones, como es el caso de Kresti y Butirka, han sido declaradas monumentos de historia y arquitectura y, por tanto, no pueden ser sometidas a grandes remodelaciones.
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