BIO Nació en 1961 en Las Palmas de Gran Canaria. Casado. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, doctor en Derecho, catedrático de Derecho Constitucional... Dibujante y caricaturista, ha sido secretario de libertades y autonomías del PSOE. Desde el 18 de abril de 2004 es ministro de Justicia.

Zapatero ha dicho de usted que es un político brillantísimo y una excelente persona. ¿Hay que hacerle tanto la pelota para conseguir que sea el candidato a la presidencia de Canarias?

Soy ministro de Justicia. Eso es lo que me ocupa. Para ese trabajo, que es muy exigente, no necesito que nadie me halague el oído.

Siendo tan disciplinado, ¿aceptará lo que sea mejor para su partido, incluso si lo mejor es que deje el Ministerio y se presente a las autonómicas?

Soy un militante del PSOE que hace trabajo de equipo, y eso significa que cada jugador lo haga lo mejor posible.

¿Y dónde rendirá usted mejor?

He acumulado energía y fuerza para ser útil al proyecto político que lidera Zapatero, y lo hago ahora en el Congreso de los Diputados y en el Gobierno de la nación.

Mucha gente sigue sin entender por qué los pequeños delincuentes van a la cárcel y los grandes financieros, con condenas en firme por estafas de miles de millones, están en la calle. Le pongo un ejemplo: los Albertos.

El ministro de Justicia no puede suplir el comportamiento judicial. Los Albertos han sido condenados. No se han salido con la suya ni han quedado impunes. Aspiro a que el sistema judicial sea creíble en su función de hacer justicia sin distinguir entre ricos y pobres.

¿Se delinque más en España que en otros países de nuestro entorno?

No. Pero sí es cierto que luchar contra la delincuencia exige reflexión y seriedad, algo que el PP no practicó en sus ocho años de gobierno.

Si no hay relación entre inmigración y delincuencia, ¿por qué uno de cada tres reclusos es extranjero?

Pasa en todas las sociedades abiertas y desarrolladas. No es lo mismo el inmigrante, incluso el irregular, que el delincuente extranjero. Los confundió el PP, que reformó la ley para que los delitos penados con prisión de hasta seis años de cárcel tuviesen como única sanción la expulsión, lo que discriminaba al español, invitaba a las mafias a delinquir y confundía con la misma sanción al delincuente extranjero y al inmigrante irregular. Con esta reforma, los delincuentes extranjeros irán a la cárcel y después se les expulsará.

Ha calificado de "reflexiva" su reforma del Código Penal, pero algunos de sus puntos estrella para combatir los asaltos a viviendas y castigar a los testaferros y el falseamiento de cuentas parecen inspirados en la actualidad diaria...

Se responde a la demanda de protección de derechos y de mayor seguridad. El PP sí legislaba a golpe de telediario. Reformó 18 veces el Código Penal; de ellas, cinco en 2000 y otras cinco en 2003. En este país ha habido malas noticias en estos dos años, es inevitable, pero no se me ha visto aparecer el viernes siguiente en el telediario con una reforma del Código Penal compitiendo con la sangre de un delito.

En tanto que impulsor del matrimonio homosexual y del divorcio exprés, debe de ser usted para la Iglesia poco menos que el anticristo.

Estas dos iniciativas son compromisos electorales, pero en ningún caso promueven ni el matrimonio entre personas del mismo sexo ni los divorcios. Simplemente los hacen posibles y amplían la esfera de libertad. No afectan a la Iglesia ni a su autoridad sobre los creyentes, que tienen todo nuestro respeto, como lo merecen los no católicos.

El sostenimiento que hace el Estado de la Iglesia católica, ¿atenta contra principios constitucionales como es la aconfesionalidad?

El Estado ha ayudado históricamente a la Iglesia y está dispuesto a seguir haciéndolo. Tenemos que asegurar la forma de que no resulte en ningún punto discriminatorio ni atente contra ningún otro principio constitucional.

Se ha iniciado el diálogo con ETA. ¿Qué margen tiene el Estado de derecho para ser generoso con los terroristas si fuera necesario?

La idea no es ser generoso con los terroristas, sino poner punto y final al terror. ETA está objetivamente arrinconada. No hay ninguna oportunidad de que se salga con la suya. Pero poner fin a una organización terrorista, extorsionadora y criminal no es lo mismo que detener a una cuadrilla de malhechores.

¿Qué fórmula debería emplear Batasuna para renunciar a la violencia y ser legal? ¿Bastaría una declaración formal de alguno de sus dirigentes?

No se va a cambiar ninguna regla del ordenamiento jurídico para poner fin a la violencia. La ley de partidos está en vigor y así va a seguir. El que quiera acceder a las instituciones tiene que cumplirla e inscribir una marca limpia y sin ninguna sombra de justificación o exaltación de la violencia, ni en sus estatutos ni en su actividad.

Batasuna tendrá entonces que cambiar de nombre...

Eso es lo que la ley dice. Este Gobierno no va a cambiar una coma de la ley para acudir al encuentro de los violentos. Tendrán que ser ellos los que encuentren el camino para reinsertarse, sin que ello diluya ninguna responsabilidad penal. Lo que quiere decir que los etarras que tengan cuentas con la justicia las van a saldar enteramente.

SIN RESPIRAR

Adora: La belleza en el arte, la libertad y la igualdad.

Detesta: La hipocresía y el doble rasero.

Teme: No poder reaccionar frente a las injusticias que nos levantan de la silla.

Aspira a: Todos tenemos sueños incumplidos.

Colecciona: Miles de libros.

Una manía: Por ser inquieto puedo parecer nervioso.

Un defecto: La impaciencia.

Una virtud: La perseverancia.

EN DOS PALABRAS

¿Canta en la ducha? Fuera de la ducha.

El café, ¿solo, cortado o con leche? Con hielo.

¿Come chicle? No.

¿Se muerde las uñas? Nunca.

¿Qué ruido le parece más insoportable? La música bacalao.

¿En qué caprichos gasta más dinero? Si en algo he gastado ha sido en viajar.

¿Cuál es el viaje que está deseando hacer? Nueva Zelanda, Congo y Mongolia.

¿Qué libros tiene en la mesilla de noche? Decenas. Estoy leyendo Identidades proscritas, de Juan Pablo Fusi.

¿Qué hace al levantarse? Tomar un café.

¿Su última resaca? No recuerdo, pero alguna ha habido.