Medinaceli, una joya medieval en las tierras altas de Castilla

La magnífica Plaza Mayor de Medinaceli.
La magnífica Plaza Mayor de Medinaceli.
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La magnífica Plaza Mayor de Medinaceli.

Acercarse a Medinaceli por carretera significa vislumbrar desde lejos la silueta del famoso arco romano, icono de la ciudad. Construido en el siglo I, constituye el único ejemplo de arco romano de triple arquería que pervive en nuestro país, y su estado de conservación es bastante aceptable.

Si se continúa la ruta por las estrechas y empedradas calles de la villa, se llega al convento de clarisas de Santa Isabel, en el que pueden adquirirse maravillosos dulces tradicionales elaborados artesanalmente.

El centro neurálgico de la ciudad se sitúa en la Plaza Mayor, antiguo foro romano; en ella se encuentra el Ayuntamiento –asentado sobre soportales—, el Palacio Ducal de origen renacentista –que alberga un bonito mosaico romano–, y la antigua alhóndiga, en la que antaño se comercializaba el trigo.

La colegiata de Nuestra Señora de la Asunción (s. XVI), las murallas, el arco árabe (reformado tras la Reconquista) y el castillo –muy sobrio y sencillo—, bien merecen un tranquilo paseo.

La ciudad de Medinaceli es famosa por múltiples razones, pero entre ellas, por ser el lecho de muerte, en el año 1002, del militar árabe Almanzor. Éste, cuenta la leyenda, fue enterrado tras la batalla de Calatañazor en la antigua alcazaba que precedió al citado castillo.

En los alrededores de esta ciudad soriana que domina el valle del Jalón se puede visitar el monasterio de Santa María de la Huerta, y a unos 12 kilómetros el yacimiento paleontológico de Ambrona, con un museo que posee restos de animales fosilizados de hace 300.000 años.

Algunas pistas

Dónde comer: Restaurante Arco Romano; restaurante Duque de Medinaceli.

Dónde dormir: Hostal residencia La Cerámica; hotel El Bavieca.

Fiestas: San Juan; Beato Julián de San Agustín (agosto); Toro Júbilo (noviembre).

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