Los menús escolares, otra vez en el punto de mira tras la polémica generada en Reino Unido

El menú escolar que denunció la pequeña Martha Payne: una hamburguesa, dos croquetas, tres rodajas de pepino y un polo.
El menú escolar que denunció la pequeña Martha Payne: una hamburguesa, dos croquetas, tres rodajas de pepino y un polo.
Martha Payne
El menú escolar que denunció la pequeña Martha Payne: una hamburguesa, dos croquetas, tres rodajas de pepino y un polo.

Como plato único: una pizza reseca y una pequeña hamburguesa con croquetas de patata; y de postre, un polo o una magdalena. La escocesa Martha Payne, de 9 años, se ha convertido en una pequeña celebridad gracias a haber denunciado en su blog la escasez y poca calidad de su menú escolar.

Las nada apetitosas fotos de comida, que ella misma tomó, son lo suficientemente ilustrativas como para haber reactivado el debate sobre la salubridad e idoneidad de los menús infantiles.

"¿Tú crees que esa dieta es buena para alguien?", contesta el nutricionista y dietista Juan Revenga cuando se le pide que opine sobre el menú de esta niña británica, y añade un "demencial" que lo dice todo. Sin embargo, Revenga acaba de ofrecer la pista que debería resumir cualquier menú infantil: "el sentido común".

"Un niño es una persona pequeña, que debe comer todo lo que comen los adultos, y para un niño será saludable lo mismo que es saludable para un varón de 35 años o una mujer de 58", afirma.

Así, si no hay alergias ni contradicciones alimentarias, este profesional aboga por que el menú diario infantil incluya el mayor número de alimentos frescos posibles: frutas, verduras y hortalizas. Deben contener hidratos de carbono complejos: pan, pasta, arroz, legumbres... y un segundo planto de carne o pescado acompañado de guarnición: tomate, lechuga..."y no siempre las famosas patatas fritas". El segundo plato de carne y pescado puede cambiarse por uno de pasta y verduras, por ejemplo. El postre debe incluir frecuentemente fruta de temporada, algún lácteo para variar y muy ocasionalmente algún postre dulce.

El problema, según Revenga, surge cuando muchas veces la fruta fresca es relegada por otras opciones menos saludables, pero más económicas. "Un polo es mucho más barato que una manzana y necesita menos dedicación de conservación, se pueden comprar lotes en grandes cantidades y almacenarlos sin problemas".

Educar para saber comer

Para Revenga es muy importante que los padres conozcan qué comen sus hijos, por ello les recomienda que consulten los menús que manda el colegio, vean lo que han comido y traten de "no cansar y aburrir a los niños" ofreciéndoles cenas que complementen lo que han comido al mediodía. "Es necesario garantizar la mayor diversidad de alimentos posible". Y hace un apunte muy interesante: "fomentar la cuestión gastronómica y cultural, porque estamos haciendo tontos a los niños" y pone como ejemplo la manía de llenarlo todo de ketchup para disfrazar sabores menos apetecibles, con lo que al final "todo les sabe a ketchup".

Por la misma línea de la educación gastronómica apuesta el presidente de la CONCAPA, Luis Carbonel, que apuesta por "impartir educación alimentaria en las familias, desarrollar la comida mediterránea y fomentar los controles de las inspecciones de sanidad para vigilar que lo que comen los niños no solo es sano, sino adecuado a sus necesidades".

José Antonio Puerta, miembro de la Junta directiva de CEAPA, también apuesta por el control de los padres y "que se creen comisiones de seguimiento entre los padres y los centros educativos". En cualquier caso, para Puerta el problema de los menús de los colegios no es distinto al que tienen los niños en casa. "Hay cosas que les cuesta comer, como la verdura y en los colegios les cuesta introducirla y a nosotros, en casa, también", aunque reconoce que los menús escolares "han mejorado muchísimo y no abusan tanto de los fritos".

Ninguna de las dos asociaciones de padres de alumnos han recibido quejas sobre los menús escolares, ni sobre la cada vez mayor presencia de las empresas de catering en los comedores.

"Muchas veces se recurre a ellas para abaratar, pero no tiene por qué ser malo", dice Carbonel.  Puerta, por su parte, reconoce que estas empresas, aunque cumplan todos los requisitos sanitarios , cumplan todos los controles "y sean necesarias para dar servicio a gran número de gente" ofrecen "menos  confianza a los padres, que prefieren la gestión directa".

Sin verde a la vista

La calidad de los menús escolares siempre ha estado en el punto de mira de los padres. En el último informe que la revista Eroski elaboró entre 211 colegios de 18 provincias españolas (informe de 2008) se constataba que un 17% de los centros visitados no incluían verduras en el menú al menos una vez a la semana. Aunque los datos eran malos, mejoraban los del informe de 2004, porque entonces la proporción de colegios que no incluían verduras era del 36%.

Además uno de cada diez colegios no incluían pescado fresco en una de las dos semanas analizadas (en 2004 eran uno de cada cuatro).

Frente al catering, productos de la zona

Frente a la proliferación de empresas especializadas en servir catering a los colegios, hay iniciativas, todavía minoritarias, que apuestan por elaborar menús escolares dentro del propio colegio, con productos ecológicos de la zona, es decir, productos comprados a cooperativas de pequeños agricultores y ganaderos cercanos al colegio.

Canalsolidario.org recogía hace tiempo la experiencia al respecto de la escuela Torrent de Can Carbassa, en el barrio barcelonés de Horta-Guinardó.

El doble beneficio de estas apuestas: ganan los niños, que comen productos más frescos; y se favorece la actividad de los agricultores y ganaderos de la provincia.

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