Entre mesones: disfrutando de buena mesa y buen mantel

  • Cándido, en Segovia, junto al Acueducto, es el mesón de mesones.
  • En una casa-palacio del siglo XV, en Burgos, está el Mesón del Cid.
  • Clásico en Salamanca, el Mesón de Gonzalo, que nació en 1947.
  • En Madrid, el Mesón del Tío Aquilino, en el barrio de Vallecas.
Cándido, el mesón segoviano, famoso por su cochinillo.
Cándido, el mesón segoviano, famoso por su cochinillo.
ARCHIVO
Cándido, el mesón segoviano, famoso por su cochinillo.

Mesón del Azoguejo, Segovia, 1905. Un hombre llamado Cándido deslumbraba a sus comensales con sus asados y, sobre todo, partiendo sus famosos cochinillos con el borde de un plato. Hoy, más de 100 años después, el testigo ha recaído en su hijo A. Cándido, quien está al frente del Mesón de Cándido.

El restaurante tiene una carta variada, en la que figuran carnes, ensaladas y sus dos platos estrella: ¼ de cordero lechal asado y el cochinillo asado al estilo de Cándido. Para acompañar, más de 70 vinos (entre tranquilos y espumosos).

Al Mesón de Cándido le acompaña, en la misma localidad, el restaurante  José María, que el cocinero José María Ruiz abrió en el centro de la ciudad de Segovia en 1982. Los “grandes clásicos de su carta” son elcochinillo asado, el corderito lechal asado y los judiones.

Burgos, Ciudad Real, Salamanca...

En una casa-palacio del siglo XV, en Burgos, se emplaza el Mesón del Cid. No es de extrañar que ofrezca una morcilla de Burgos con pimientos rojos, un cordero lechal asado al horno, o unas chuletillas de cordero lechal. Para cerrar, el “postre del Abuelo”, queso de Burgos con nueces y miel; o el que viene acompañado con membrillo.

“Nuestro mesón es un espacio para compartir una charla animada, disfrutar de buenos vinos y de pequeños tesoros gastronómicos en forma de tapa o ración. Un espacio pensado para rodearnos de historia y de buena compañía”. Así se describe a El Corregidor, un espacio en Ciudad Real en el que abundan las propuestas de caza (ideales para esta temporada). Algunas son: el pichón sangrante con costra de patata, la perdiz escabechada o estofada, el lomo de liebre o el de ciervo con calabaza.

También repleto de un rico pasado, y con un legado familiar en sus archivos, en Salamanca está el Mesón de Gonzalo, que nació en 1947 y generación tras generación, ha ido convirtiéndose en unos de los referentes de carnes, pescados y vinos. Sin olvidar a los ibéricos, como la presa de cerdo ibérico con puré de manzana y vainilla.

Y Madrid

A el Mesón de Doña Filo, con Julio Reoyo, a la cabeza, y mucho más modesto que los anteriores, hay que ir con hambre; pues tiene solo 2 menús degustación con: aperitivo, ensalada fría, guiso, pescado, carne, queso y postre.

En Madrid, en la Carretera de Colmenar Viejo está el Mesón de Fuencarral, edificado en una antigua casa de labranza del siglo XIX. Tiene varios menús para todos los gustos: el Nogal (con ensalada de bogavante del Cantábrico, paletilla de cordero lechal asado y lomo de rape del Cantábrico); el Olivo (con crema de verduras y medallones de solomillo en salsa de boletus); el Enebro (con cochinillo asado y merluza) y el Madroño (con crema de carabineros, entrecot de carne roja y lubina).

Cerramos en Vallecas, con el Mesón del Tío Aquilino y sus variados guisos (muy oportunos para paliar el frío): el de alubias con pato o rabo de toro, las fabes con alcachofas o boletus, los garbanzos con callos o langostinos, y la menestra de calamares o de ternera con verduras.

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