Eso es lo que corroe por dentro a Quino, el personaje al que da vida el televisivo Pablo Carbonell, que debuta en el teatro con el reto de hacer reír al espectador. Porque La curva de la felicidad es una comedia. A sus 42 años, Quino está en crisis: se acaba de separar, tiene un trabajo inestable y debe vender su piso para darle la mitad a su ex mujer. Quizás no suene a risa, pero Pablo Carbonell se encarga de sacarle punta a una situación creada por los dramaturgos Eduardo Galán y Pedro Gómez.
Sin pudor ninguno pasea sus inseguridades y miedos sobre un escenario en el que está acompañado por Antonio Vico, Josu Ormaetxea y Jesús Cisneros, otros tres cuarentones con su particular crisis y unas perspectivas sobre la vida muy distintas. El encuentro de Quino con ellos será el detonante de una comedia reflexiva, crítica y por momentos delirante. Es una historia que habla de la cotidianidad y la convierte en motivo de sonrisa.
* Teatro Rosalía de Castro. Riego de Agua, 37. Hoy, a las 22.30 horas. Las entradas cuestan 8, 10, 12 y 16 euros.
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