Pocas denuncias
Según denuncian los hosteleros, los furanchos suponen una competencia desleal, ya que no pagan impuestos ni seguridad social. Lo cierto es que en los furanchos echa una mano toda la familia, desde la abuela hasta la sobrina.
Así, una cena con tortilla, empanada casera, calamares, pimientos, zorza, chorizo y queso sale por 7 euros por persona. Una oferta casera, barata y, por tanto, muy tentadora, sobre todo para la gente joven. «El problema para acabar con los furanchos ilegales es detectarlos, porque algunos son esporádicos y además la gente no quiere líos con sus vecinos», reconocen los hosteleros.
Al año se producen entre 10 y 15 denuncias. Redondela y Valladares reúnen a la mayoría de los furanchos.
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