Esta asociación (www.memoriahistorica.org), sin ánimo de lucro, lucha contra el olvido. Lucha contra las huellas de un Goliat que pisoteó el último despojo: el recuerdo. «Desde el año 2000 hemos exhumado más de 400 cadáveres de las 530 exhumaciones que ha habido. Lo hacemos a petición de las familias, de los ancianos de los pueblos y los nietos. Contamos con el apoyo de arqueólogos, antropólogos, forenses, etc.».

Cuentan con sabuesos voluntarios que escarban donde nadie quiere mirar. «No hemos recibido subvenciones ni contamos con una sede».

Las comunidades que podrían tener más fosas son «Extremadura –por la brutal represión que hubo allí–, Castilla y León y parte de Andalucía», dice Silva. «Pero 15 provincias no tienen ni siquiera estudios serios sobre el tema». ¿Mejor olvidar...? Nada de eso. 3.500 peticiones han llegado a la asociación. Incluso del extranjero, herederos del exilio.

ambién han ayudado a familias de franquistas. «Son menos, el régimen se encargó de exhumar a gran parte de ellos».

Setenta años después

Identifican los cadáveres por las «patologías» que habían padecido (fontanelas mal cerradas, un desgaste dental por fumar en pipa...) o la prueba del ADN (cuesta unos 160 euros). También por los archivos militares.

En las excavaciones, los familiares suelen aguardar compungidos. Como Silva, cuando solicitó la identificación por ADN de su abuelo. Este fue el principio de la asociación... Un emigrante de regreso de Nueva York. «Venía de otro mundo, buscaba una sociedad más justa». Y recibió muerte y silencio hasta el año 2000.