Esperas de 15 minutos o dos vehículos, con una diferencia de paso de tan sólo 30 segundos. Fue la tónica en la línea 23, una de las que permite llegar al centro de la ciudad a los vecinos del Actur.

Las obras de paseo Echegaray, volvieron a pasar factura a varias líneas. La 35 y la  39, ambas con menos coches que en la primera quincena, circulaban de dos en dos por la calle Don Jaime;  y en la mayoría de las ocasiones, los buses iban repletos de viajeros.

El bus 30, una de las líneas vertebradoras de la ciudad y con una frecuencia habitualmente muy ágil, también vio alterados sus ritmos. En algunos momentos de la jornada, las esperas fueron el doble del tiempo programado para ese recorrido.

Algo similar sucedió en la 33. Con tres vehículos menos, no pudo cumplir   los ritmos habituales. En esas circunstancias, los vehículos articulados de esta línea también iban a tope de gente.

«En algunas líneas han mandado coches de vacío porque había paradas demasiado llenas», explicaron los conductores de Tuzsa.

El recorte estival ha supuesto la retirada de vehículos en 17 líneas. Sin embargo, las frecuencias no se han modificado. Según la empresa concesionaria del servicio, al disminuir el tráfico los meses de verano, las frecuencias se podrían cumplir de la misma forma.

La demanda ha bajado poco

Los recortes estivales de este año han sido más moderados que en 2005. La reducción del servicio es inferior a la que sufre la demanda, según fuentes de Tuzsa. Sin embargo, según explicaron los conductores, «los horarios de verano se planifican esperando que la gente se vaya de vacaciones, pero Zaragoza no se queda vacía como hace tres o cuatro años y, además, las obras dificultan la circulación».