Una solución es que los obreros no trabajen durante las horas de más calor, pero que, a cambio, las recuperen en días festivos. Es la propuesta de los empresarios.

Actualmente, los trabajadores de la construcción tienen, por convenio, 20 días festivos (aparte del mes de vacaciones). La solución sería «dejarlos en 14 días, y que trabajen los otros seis, repartidos por todo el año», dice José María Riquelme, secretario general de la patronal del sector regional, FRECOM. Los sindicatos lo rechazan, porque no están dispuestos a renunciar a esas seis fiestas.

La otra solución es que la jornada empiece en verano a las 7.00 de la mañana, medida que se ha aplicado en Granada, según UGT, y que defienden los sindicatos.

Los empresarios la rechazan por dos razones, según José María Riquelme. La primera, legal, es que «los municipios y sus ordenanzas sobre ruido nos impiden hacer obras tan temprano, y menos si son turísticos». La segunda, «de sentido común», es que «es peligroso subir a un andamio con una hora menos de sueño; la probabilidad de una caída es mayor».

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El albañil muerto iba por su cuenta

Poco a poco se van sabiendo nuevos datos sobre el obrero que falleció el sábado por un golpe de calor. Era hipertenso, por lo que según Miguel del Toro, presidente de la CROEM, «en condiciones normales no se hubiera producido la muerte». Según FRECOM, además, las primeras hipótesis apuntan a que el hombre era pensionista y trabajaba por su cuenta. Del Toro afirmó ayer que las empresas deben ser más exigentes en los controles médicos.