El secretario de Ideas y Programas de la Ejecutiva Federal socialista y exministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, ha considerado un "grave error" que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, "ataque" a los sindicatos con sus declaraciones, y ha añadido que "esos radicalismos" no le convienen a nadie, ni a los empresarios ni a los trabajadores.

Caldera se ha pronunciado así en Toledo, tras ser preguntado por las declaraciones realizadas este miércoles por Aguirre, que ha indicado que los sindicatos "tienen que cambiar, porque de esta manera no van a hacer nada, o si no caerán como el muro de Berlín".

A juicio del exministro, el lenguaje de la presidenta regional madrileña es "poco educado en alguien que presume de haber recibido una buena educación", lamentando que Esperanza Aguirre se deje llevar por sus "radicalismos".

Papel de unos y otros

En este contexto, Caldera ha señalado que el modelo europeo recoge algo esencial y es el papel que tanto los empresarios como los sindicatos tienen en materia de políticas de creación de empleo.

Además, ha significado que empresarios y sindicatos, durante periodos de crecimiento, han contribuido con sus acuerdos y negociaciones "a mejorar y mucho las perspectivas de futuro de este país" por lo que "atacar a los sindicatos de este modo es atacar la vía del diálogo social y a nuestras empresas".

"Creo que si se descalifica a una de las partes de un conjunto que ha hecho una buena tarea, eso no es tolerable", ha manifestado Caldera.

Por su parte, Emiliano García-Page se ha preguntado si Aguirre, con estas manifestaciones, o "sigue bombardeando a Rajoy" y dándole "una nueva bofetada" o está avanzando en un programa electoral, el del PP, que se está demostrando "trampa y bastante mentiroso".

El dirigente socialista regional se ha preguntado "dónde está la confianza" que el PP prometió en las elecciones que generaría y "qué pasaba" cuando la propia Aguirre firmaba acuerdos con los sindicatos "y los vendía en todos los medios" o cuando el expresidente del Gobierno José María Aznar los rubricaba, preguntándose si entonces esos acuerdos y pactos "sí eran buenos".