Pamplona se depide de San Fermín con los sones de 'Pobre de mi' y alguna lagrimita

Las claves.
  • La alcaldesa despidió desde el balcón de la Casa Consistorial los Sanfermines 2006.
  • Los participantes quedaron convocados para el año 2007: en el mismo lugar y a la misma hora que éste.
Los pamplonicas se despiden de San Fermín (Foto: Reuters)
Los pamplonicas se despiden de San Fermín (Foto: Reuters)
Reuters
Los pamplonicas se despiden de San Fermín (Foto: Reuters)

La pasada medianoche Pamplona vivió el momento más triste de San Fermín, cuando miles de personas se despiden de las fiestas con el "Pobre de mí" en la plaza del Ayuntamiento, el mismo lugar en el que comenzaron al mediodía del 6 de julio.

Miles de pamplonicas, portando velas encendidas, expresaron su desconsuelo por el final de los sanfermines que, durante nueve días, han transformado por completo el aspecto de la ciudad.

Habían pasado 204 horas vividas casi todas en la calle o en torno a una mesa, con abundante bebida, siempre con tiempo para la música, y sin apenas descanso para reponer el cuerpo, por lo que ya las caras daban muestra de los excesos.

Ya falta menos para el glorioso San Fermín. ¡Viva San fermín! ¡Gora San Fermín!

Sin embargo, cuando la alcaldesa Yolanda Barcina despidió desde el balcón de la Casa Consistorial los Sanfermines de 2006, miles de voces comenzaron a cantar con ganas renovadas que "ya falta menos para el glorioso San Fermín" y quedarán emplazados para reunirse de nuevo a las doce del mediodía del 6 de julio de 2007.

Las palabras de la alcaldesa, seguidas de una traca, fuerno recibidas con gran pesar por los pamplonicas en la plaza que, como mandan los cánones sanfermineros, se desanudaron del cuello el pañuelo rojo y prendieron velas para entonar el famoso "Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabao las fiestas de San Fermín".

La propia Barcina y otras autoridades levantaron en alto los pañuelos y se sumaron al 'Pobre de mí' entonado por la multitud, que pasó de la tristeza a la esperanza al reiniciar la cuenta atrás para las próximas fiestas con el "Ya falta menos, ya falta menos" y el "Uno de enero, dos de febrero...".

Más tarde los congregados se dispersaron al son de las charangas por las calles de la ciudad y a la Iglesia de San Lorenzo, donde se haya la capilla de San Fermín, para dejar en la puerta sus velas encendidas y su pañuelo anudado a la verja, como último homenaje al que fuera obispo cristiano de Amiens del siglo III.

El balance que dejan estas fiestas ha sido positivo en el ambiente y en las incidencias, además de que también la bonanza climatológica ha marcado una diferencia con años anteriores y ha favorecido el negocio del sector hostelero.

Actos emotivos para todos los gustos

Durante las horas previas al cierre de las fiestas, hubo actos emotivos para todos los públicos.

San Lorenzo acogió "la octava" como último homenaje religioso de las fiestas al patrón, al que acudieron cientos de ciudadanos.

La corporación municipal se personó en traje de gala y los niños dijeron adiós a la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, muchos con ojos llorosos y todos queriendo dar un beso a quienes han estado con ellos cada mañana de Sanfermines.

También los corredores del encierro se despidieron de este espectáculo que el viernes protagonizó la ganadería cacereña de Victorino Martín, que hizo una rápida carrera en la que dejó siete heridos, uno ingresado en observación y el resto con lesiones leves.

Y mientras los servicios de urgencias asistían a los que serán los últimos corredores heridos en los encierros de 2006, los responsables del vallado que marca el recorrido de la carrera a lo largo de 850 metros y sirve de protección a los mozos comenzaban a desmontar los maderos de los que ya esta mañana no quedará rastro alguno.

La tarde terminó entre copas y música por el casco viejo pamplonés, y después del toro de fuego y los fuegos artificiales llegó, por fin, el momento de la despedida.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento