
El popularmente conocido como puente colgante se convierte así en el primer bien cultural en Euskadi que recibe tal distinción y el primero de carácter industrial que tiene España. El galardón reconoce que fue el primer transbordador del mundo y el único en activo de sus características. Cuando hace 113 años se construyó por el ingeniero Alberto Palacios, discípulo del creador de la Torre Eiffel, su barquilla transportaba personas, pero también vacas, bueyes, carruajes o tranvías. Lo mejor era la primera clase (sentado, sin ganado y separado de la plebe por una red), pero la segunda costaba la mitad (5 céntimos). Eso sí, con overbooking, los que pagaban menos quedaban en tierra.Ya no hay clases ni tranvías ni moñigas. Lo usan seis millones de personas al año y miles de coches, durante 24 horas al día. Su precio, 30 céntimos el viaje. Es férreo, pero un día se lo comió la ría. Sucedió en 1941. Las tropas franquistas se acercaban y el puente lo tiraron los republicanos para que no cruzaran. Los hierros cayeron desde 61 metros de altura.
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