Un jurado popular ha considerado por unanimidad culpable de un delito de homicidio al hombre de 41 años y nacionalidad portuguesa responsable de la muerte violenta de la psicóloga Emma Real Armayor, de 37. V. M. D. C. P. E. reconoció en la vista oral celebrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo haberla golpeado, estrangulado y acuchillado tras una discusión en el domicilio que ambos compartían en el barrio de Ciudad Naranco, en Oviedo. El juicio ha quedado visto para sentencia.

Tras aproximadamente una hora de deliberación, los nueve integrantes del tribunal popular han considerado los hechos "más que probados", dado que el propio procesado se declaró culpable y han votado en contra de concederle un indulto o el beneficio de la suspensión de la ejecución de la pena, a considerar por la atenuante de alteración psíquica en el acusado.

Por su parte, el fiscal delegado de Violencia de Género de Asturias, Gabriel Bernal del Castillo, rebajó este martes de catorce a doce la pena de cárcel solicitada para él, al considerar que tenía "solo levemente mermadas sus capacidades cognitivas" en el momento de la comisión del crimen, en abril de 2010, petición a la que, tras la confesión, se adhirieron tanto la acusación particular, como la defensa.

El fiscal reclama igualmente una indemnización de 140.000 euros a los padres de la víctima y de 10.000 euros a su hermano en concepto de daños morales, y pide que, en caso de condena, el hombre no acceda al tercer grado antes de haber cumplido la mitad de la pena impuesta.

INTERROGATORIO

Durante el interrogatorio celebrado en la primera sesión del juicio el hombre recordó -siempre mediante respuestas afirmativas casi monosilábicas- que la pareja se había conocido en Portugal y mantenido una relación de noviazgo a distancia durante siete u ocho años, hasta que en 2008 comenzaron a convivir en un piso de Ciudad Naranco.

Del mismo modo, indicó que sufrió un accidente de tráfico por el que permaneció 25 días en coma, con sangrados y daños cerebrales, del que le restan secuelas.

Preguntado sobre los hechos, admitió que sospechaba que ella quería dejarle y reconoció que la mañana del 10 de abril mantuvieron una discusión, durante la que él le golpeó y ella intentó huir, no consiguiéndolo, al romperse la llave en el bombín de la cerradura.

Posteriormente, el hombre, de 1,98 metros de altura, la estranguló y trasladó el cadáver hasta el dormitorio, donde lo apuñaló en dos ocasiones con un cuchillo de cocina de 17 centímetros de hoja. A continuación, colocó en una de las manos de la víctima un teléfono móvil y posicionó la otra en la empuñadura del arma clavada en el tórax, de modo que pareciera un suicidio.

Por último, asumió que limpió la escena del crimen e intentó huir, si bien no le fue posible porque la cerradura estaba bloqueada, por lo que avisó a una prima de la fallecida, que se personó en el domicilio con la Policía.