Un estudio desvela que las obras de la fachada de la Iglesia de la Santa Caridad son del siglo XVIII

La realización de los azulejos no se remonta a los años 80 del siglo XVII, sino al año 1733
Fachada De La Iglesia De La Santa Caridad En Sevilla
Fachada De La Iglesia De La Santa Caridad En Sevilla
EUROPA PRESS/MANUEL ANTONIO RAMOS SUÁREZ
Fachada De La Iglesia De La Santa Caridad En Sevilla

El estudio 'La fachada de la Iglesia de San Jorge de la Santa Caridad de Sevilla', del doctor en Historia del Arte Manuel Antonio Ramos Suárez, desvela que las obras de la fachada de este templo, situado en la calle Dos de Mayo de la capital hispalense, fueron realizadas no antes de los años 30 del siglo XVIII, pese a que la construcción de la iglesia se llevó a cabo en el segundo tercio del siglo XVII.

El autor del estudio, que se incluye en el libro publicado con las actas del Congreso 'Estudios sobre Miguel Mañara: su figura y época de santidad, historia y arte', celebrado en la capital andaluza en 2010 con motivo del 25 aniversario de la declaración del siervo de Dios don Miguel Mañara, explica en declaraciones a Europa Press que aunque la iglesia "se construyó en el segundo tercio del siglo XVII y se proyectó la fachada de la que se conserva un dibujo en el Archivo General de Simancas, ésta no se hizo hasta los años treinta del siguiente siglo".

Además, desvela que la realización de la fachada, trazada al igual que el templo por el arquitecto Pedro Sánchez Falconete en 1645, se realizó tras la estancia de los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, época de auge y prosperidad conocido como "lustro real en Sevilla". Así, las obras se efectuaron por la ruina que amenazaba la armadura del coro alto y el tejado que daba a la calle, y el estudio de Ramos Suárez, Premio Archivo Hispalense de 2007 de la Diputación de Sevilla, recoge los pagos que se hicieron desde enero a marzo del año 1733 por las obras de la fachada, dirigidas por el maestro Francisco Martínez.

Según explica Ramos Suárez, los pagos fueron hallados a raíz de la elaboración de otros estudios anteriores que el autor tiene en su haber sobre el Hospital de la Santa Caridad como 'La ocupación napoleónica y el patrimonio pictórico. La Iglesia del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla'; y 'Pedro Duque Cornejo y los ángeles lampararios de la Iglesia de la Santa Caridad de Sevilla'.

Volviendo al estudio que refleja la novedad en la construcción de la fachada, éste indica que la primera intervención que se efectuó en la misma fue la construcción de la buhardilla siguiendo el modelo que hizo Leonardo de Figueroa en la Iglesia Colegial del Salvador de Sevilla. Ésta, junto con la colocación de un campanario, cambió el proyecto de Sánchez Falconete que planteaba la construcción de una gran espadaña.

Y, explica Ramos Suárez, aunque en la realización de la fachada "se han conocido cambios con respecto al proyecto original, serán en el apartado iconográfico y cerámico donde se produzcan más innovaciones". De este modo, y tras indagar en diversos archivos, entre ellos los de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, el autor señala en el estudio que tras la conclusión de la obra de fachada de la iglesia se encargaron los paneles de azulejos a José García (1707- 1774) alfarero de Triana, vecino de la calle Larga, hoy Pureza, del que se han podido conocer aspectos de su vida, reflejados en la investigación.

Por tanto, la realización de los azulejos no se remonta a la década de los 80 del siglo XVII, tal como reflejaba la historiografía al uso sino al año 1733, conociéndose también lo que costaron los azulejos. Además, y al realizarse después de 80 años, hubo cambios iconográficos en su diseño que afectaron a los dos paneles cerámicos que hay en el primer cuerpo y que tenían los escudos heráldicos de Felipe IV y Luis Méndez de Haro, alcaide de los alcázares.

En concreto, el cambio de los escudos por los azulejos en blanco y azul de San Jorge y Santiago Matamoros, según apunta el investigador e historiador del arte, debió venir motivado por el deseo expreso de Mañara, recogido en las reglas de la Corporación de la Caridad, de que no hubiese ningún escudo de armas en el templo, así como por las referencias al santo titular y a la imagen de Santiago tras la conquista de Orán el año anterior, o como modelo para los caballeros de la hermandad, amén de la composición simétrica.

Las imágenes provienen de grabados de francisco heylan

Por otro lado, el estudio aclara, en referencia a los azulejos del cuerpo superior de la fachada, en los que están representadas la Fe, la Caridad y la Esperanza, que las imágenes no provienen de cartones de Murillo tal como se apuntó en alguna ocasión, sino de grabados realizados por Francisco Heylan en libros de gran difusión como un refranero editado en la misma ciudad de Sevilla en el año 1622, del que se conserva un ejemplar en la biblioteca de Extremadura.

Expone también que el cambio iconográfico afectó a los santos de los nichos junto a la puerta principal, cambiándose a San Pedro y San Pablo por San Hermenegildo y San Fernando, patrones de la ciudad y realizados en septiembre de 1733, trabajos muy relacionado con las obras de Duque Cornejo, que ya había trabajado para la hermandad, así como la pintura y dorado de los mismos realizados por el pintor Francisco Ignacio Pérez de Pineda, conservándose aún restos de policromía.

Por tanto, el estudio del doctor de Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, nacido en la localidad de Marchena (Sevilla), concluye que, a pesar de que el modelo de la fachada del templo del Hospital de la Santa Caridad fue concebido a mediados del siglo XVII, "ésta no se materializó hasta el primer tercio de la siguiente centuria". Ideada como una fachada retablo, habría que incluirla en una nueva etapa arquitectónica dentro de la historia constructiva del templo.

Por último, y según precisa en su estudio, en la fachada se resume parte de lo que fue el Barroco, puesto que todas las artes se integraban en la concepción de la misma y servían de sustento a un aparato religioso, político y de adoctrinamiento social. Así, el programa iconográfico de la fachada imitaba el retablo mayor del mismo templo. En septiembre de 1733 las obras culminaron mostrándose en ella un claro mensaje a los propios hermanos y fieles en general que pasaban por las inmediaciones del templo, pues además del claro contenido de exaltación de la corona, ofrecía un mensaje cristiano contundente a través de las virtudes teologales por las que el cristiano tendría que creer (Fe), esperar (Esperanza), pero sobre todo, tenía que amar (Caridad).

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