
Los EE UU también reconocen como prisioneros de guerra a todas las personas que tienen bajo custodia militar en otras prisiones fuera de su territorio, como las que han construido en Irak y Afganistán. A partir de ahora, todos están protegidos por la Convención de Ginebra. Esta decisión supone un cambio radical en la lucha antiterrorista de la Administración Bush, que se había negado hasta ahora a otorgar a los presos islámicos, «asesinos a sangre fría», la condición de prisioneros de guerra.
¿Cuál será su futuro?
Los EE UU, que aseguraron ayer que todos los detenidos «siempre han sido tratados con humanidad», no aclararon cuál va a ser su futuro ni cuándo cerrarán la prisión de Guantánamo, como ha prometido Bush varias veces. Precisamente ayer el Comité Judicial del Senado de los EE UU empezó a debatir cómo deben ser juzgados esos presos.
La ONU ha denunciado varias veces que en Guantánamo se incumplía la Convención de Ginebra, ya que se aplicaban técnicas de tortura, como la del submarino (introducir la cabeza del detenido en el agua casi hasta la asfixia) y el uso de perros para causar terror.
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