Los peritos no advierten una patología severa por celos en el presunto asesino de La Caleruela

La hija menor dice que le había imperado que "trajera a su madre como pudiera" y que el día de los hechos se fue de casa sin sospechar "peligro"

Los informes de los psiquiatras no han advertido una patología severa por celos en el presunto asesino de la mujer de la pedanía La Caleruela de la localidad jiennense de Villacarrillo, Alfonso G.A., quien supuestamente acabó con la vida de su esposa asestándole un total de diez puñaladas el pasado 30 de enero de 2011, según han manifestado en la tarde de este lunes en la sesión plenaria que acoge la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Jaén con jurado popular, compuesto por cuatro mujeres y cinco hombres.

De este modo, en la vista, los peritos se han mostrado contrariados con la versión que el acusado ha dado en la primera sesión del juicio, en el que ha declarado que "no es celoso, sino muy celoso", un argumento que ha utilizado para intentar justificar la muerte de su mujer y madre de sus dos hijas mayores de edad. Además, han señalado que en una entrevista en profundidad llevada a cabo tras los hechos, Alfonso G.A., no queriendo colaborar, "dijo que no era celoso" y que "había llevado bien que su mujer fuese a reuniones y comidas de trabajo".

Asimismo, en dicho encuentro, el procesado no manifestó que su mujer hubiera tenido relaciones sexuales con otro hombre, motivo que, según él, determinó la agresión. Es más, los peritos han confirmado que "él creía que en la pareja no había problemas de infidelidad". Eso sí, les transmitió que su mujer "lo abandonaba". Además, les dijo que no había consumido alcohol ni drogas "desde hacía once meses, puesto que le había traído problemas en su matrimonio", si bien esto se contrapone a lo que ha indicado en la vista de este lunes.

Al respecto, los análisis toxicológicos llevados a cabo en un laboratorio de Sevilla, relativos a muestras de sangre, orina y cabello del presunto asesino, ratifican que no había consumido alcohol ni estupefacientes en 24 horas desde que se tomó la prueba, del mismo modo que demuestran que durante mes y medio atrás no había sido consumidor habitual de drogas.

"muy tranquilo"

De su lado, los agentes de la Guardia Civil encargados de la investigación han indicado que el procesado estaba "muy tranquilo" cuando fue interrogado, algo que "les llamó mucho la atención" y tampoco tuvo un "llanto espontáneo". En lo que se refiere al 'modus operandi' del acusado, han señalado que cuando volvía de la cocina con el cuchillo al objeto de acabar con la vida de su pareja sentimental, lo hizo "con la hoja del arma paralela a su antebrazo y manteniéndola oculta".

Por su parte, los médicos forenses han expresado en su declaración que la víctima presentaba diez heridas por arma blanca, si bien no presentaba signos de violencia ajenos a la misma. El supuesto asesino le provocó una hemorragia interna a la víctima y otra externa, la primera debido a las cuatro heridas torácicas y la segunda a las tres que tenía en el cuello, estando las otras tres lesiones en las manos, tanto en la parte externa como interna, por haber intentado defenderse.

Al hilo de esto, los médicos han comentado que tenía varias heridas mortales, pero "la que más rápido le produjo la muerte es la puñalada en el corazón", que, al parecer, se la asestó estando la víctima de espaldas a él. Las lesiones del cuello, que no tocaron la arteria carótida, hicieron que se desangrara, aunque más lentamente. En concreto, los forenses han deducido que pudo tardar en morir "diez minutos" desde que comenzara a recibir la decena de puñaladas, las cuales fueron "muy coetáneas", llegando la víctima a "sufrir".

"insistía" en que su hija se fuera

Por su parte, la hija menor del matrimonio, que estuvo con sus padres momentos antes de la muerte de su progenitora, ha relatado en la primera sesión de la vista celebrada a lo largo de este lunes que el acusado le "insistía" en que le dijera cuándo volvía su madre de Tarragona, adonde había ido por cuestiones de trabajo. Así, ha asegurado que quería "volver con ella", si bien cuando ambos acudieron a recogerla a la estación de autobuses de Villacarrillo no advirtió "peligro".

Según ha declarado, su padre le dijo "vete ya, ten el coche y las llaves y te vas", cuando siempre había evitado que cogiera el coche dada la depresión que sufría. Sin embargo, ha afirmado que "estaba tan emocionada porque le había dejado el coche que no pensó en otra cosa y se fue confiada". Además, ha dicho que, "de haber bebido, se lo habría notado", aunque no ha obviado que su padre estaba "pasando unas noches muy malas cuando no estaba su madre en las que tenía que incluso arroparlo y decirle que no se pusiera nervioso".

En este punto, la joven ha señalado que le había imperado que "trajera a su madre como pudiera". Así, Alfonso G.A. se enteró de la llegada de su mujer la noche de antes, si bien conocía que su hija menor iba a ausentarse cuando su madre viniese para ir a la peluquería a una población cercana para realizar una entrevista de trabajo. De este modo, ha acabado su intervención con expresiones tales como "mi madre era autosuficiente y lo mejor" y "mi padre sin mi madre no era nadie".

En cuanto a su hermana mayor, ésta ha afirmado que su madre había vuelto a La Caleruela a "recoger el coche y sus pertenencias para mudarse a Úbeda (Jaén)", adonde supuestamente iba a trabajar, si bien su progenitora tenía "intención de que fuera a recogerla su hermano". Además, ha alegado que "siempre estaban con miedo porque cuando estaba bien era una buena persona, pero cuando se aceleraba, le tenían miedo", habiendo temido alguna vez "por su integridad".

"había matado a mi hermana"

De su lado, el hermano de la víctima ha apuntado en la vista que su cuñado le llamó diciéndole "que había matado a su hermana", aunque ha aseverado que "fue de una manera rara, ya que parecía que le estaba incitando a que fuera a la casa". De hecho, "no sabía si creerle o no realmente", pero le pidió que permaneciera en la casa, momento en el que dio aviso a la Guardia Civil "de lo que podía haber ocurrido", algo que, según ha incidido, no le dijo que hiciera su cuñado.

En lo que respecta a la fallecida, ha comentado que "sin ella no era nadie, es la que tiraba del carro", ha garantizado. No obstante, ha remarcado que "parecía una familia normal porque cuando vivían en Andorra estaban deseando que llegara el fin de semana para irse los cuatro a la playa, a Tarragona". De la misma manera, ha dicho que "no había riña cuando se reunían en familia para cualquier evento". Además, ha argumentado que tenía "la certeza de que él sabía que su hermana no iba a estar con él".

Asimismo, el vecino al que el presunto agresor contó los hechos en cuanto ocurrieron ha indicado que "se había asegurado de que estaba muerta", a pesar de lo cual le dijo a él y su esposa "si querían pasar", si bien tenía la puerta cerrada para que su hija menor "no pudiese entrar si volvía". En cuanto a posibles ruidos o sollozos de la víctima, este testigo ha mencionado que "nadie escuchó nada" porque alrededor de las 10,00 horas "la gente estaba durmiendo" en la pedanía de La Caleruela.

Por último, otro testigo y compañero de campo de Alfonso G.A. ha declarado que le había contado los problemas de su relación, a lo que él le había contestado "que no hiciera ninguna locura porque no era el primero al que dejaban". Sin embargo, el acusado contestó que "si hiciera algo, antes se llevaría a alguien por delante". Así, el testigo ha concluido reconociendo que "le daba a entender que no sabía estar sin su mujer, no que estuviera deprimido".

Cabe recordar que en la calificación inicial de la acusación particular, ejercida por las dos hijas del matrimonio, se pide un total de 25 años de cárcel para el acusado por un presunto delito de asesinato, mientras que la Fiscalía pide en su escrito de calificación 22 años y medio de prisión.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento