Eva de Torres (masajista): "La gente te da las gracias cuando se ha recuperado"

Las claves:
  • El tratamiento natural de los masajistas tiene muchas aplicaciones que no siempre cubre el sistema sanitario, sobre todo las de larga duración.

BIO Eva de Torres nació en Madrid hace 45 años y tiene un hijo de seis. En sus ratos libres pinta y lee. También le gusta mucho la playa.

Pero sin padecer patologías, cualquier persona agradece un buen masaje, pues alivia la tensión, reactiva la circulación y el sistema nervioso, favorece la nutrición celular y la eliminación de toxinas.

"Poco a poco, la gente se da cuenta de que les ayudamos a sentirse mejor aunque no estén enfermos", asegura Eva de Torres, profesional con diez años de experiencia.

Ahora bien, para cada dolencia hay que adquirir una formación específica en academias especializadas, ya que no existe un plan académico oficial para la profesión.

"Empecé a trabajar al finalizar mi primer curso», recuerda Eva, que se inició con el drenaje linfático (sirve para deshacer edemas, tratar la celulitis o el estrés).

Para dar su primer masaje, le bastó una camilla que instaló en su casa, pero al mismo tiempo comenzó a realizar tratamientos a domicilio.

"Quiero curarlo del todo"

Luego estudió quiromasaje (la base de todas estas técnicas), masaje deportivo, reflexología podal y digitopuntura para el dolor.

"Al principio ves que curas el síntoma, pero no es suficiente –explica–. Quiero solucionar el problema del todo". Ese afán le ha animado a iniciar estudios de osteopatía, disciplina que tiene en cuenta la interrelación de músculos, huesos y sistema nervioso.

Con los años, Eva ha ido engrosando su equipo con una silla para masajes sentado, otra para los pies, cremas para el dolor o la celulitis, etc.

Pero, aunque su radio de acción es amplio porque «hay bastante competencia», cree que lo importante es «hacerlo bien porque la gente lo aprecia».

De hecho, por su experiencia tras abrir un gabinete en Madrid hace tres años (www.alboradamasaje. com), sabe que "la gente viene por el boca a boca". Y el círculo crece si el servicio es bueno.

Lo malo es el horario. Eva trabaja de diez de la mañana a diez de la noche. Aún le quedan fuerzas para dar cursos a no iniciados. "No lo hago sólo por necesidad, también porque me gusta". Lo mejor de este trabajo: "Que la gente te dé las gracias porque se ha recuperado".

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