Todavía hay 579 casas a las que no han llegado las alcantarillas

Las familias vierten su agua sucia a fosas sépticas. Puente Duero, Las Flores, Arcas Reales y Overuela, los más afectados.
Pilar Pérez. 54 años, vecina de las Flores.
Pilar Pérez. 54 años, vecina de las Flores.
Pilar Pérez. 54 años, vecina de las Flores.
En 1529 las primeras ordenanzas de Valladolid, firmadas por Carlos V, obligaban a los vecinos a gritar ‘¡agua va!’ antes de tirar el orinal por la calle. Han pasado casi cinco siglos y todavía hay 579 casas en la ciudad que no están conectadas a las alcantarillas y las familias vierten su agua sucia en fosas sépticas que vacían cada 15 días porque limpiarlas cuesta 201 euros.Los barrios donde se dan más casos son Las Flores, Arcas Reales (entre el centro Madrid y el polígono de Argales), Puente Duero y La Overuela. En estos dos últimos, gran parte de las viviendas con problemas eran ilegales porque se construyeron sin licencia y, aunque se han regularizado, todavía no tienen alcantarillas.

Según los datos del último censo del INE, en las 579  casas residen 1.130 vallisoletanos. En toda la provincia el número se eleva a 3.144 viviendas con casi 4.000 afectados.

Solución próxima en Las Flores

En el barrio de Las Flores hay dos zonas, el camino de Hornillos y la carretera de Villabáñez donde hay 135 vecinos que tienen que verter sus aguas a pozos negros. El Ayuntamiento tiene listo el proyecto para enganchar sus casas a la red de desagües, pero todavía hay que salvar el trámite burocrático de ocupación del suelo para poder llevarlo a cabo. Los servicios  municipales esperan contratar la obra este año.

Ellos viven el problema a diario

Pilar Pérez. 54 años, vecina de las Flores.  «Es un engorro vivir así»

Se mudó al barrio hace 27 años y no sabe lo que es una vida sin olores, «cuando no es un vecino es el otro, cuando no, soy yo, así todos los días». Cada dos semanas tiene que meter en el pozo negro una bomba y achicar, «nos cobran 200 euros si vienen a recogerlo, así que de la fosa va directamente a la calle», dice. Al igual que hace siglos, cuando era costumbre gritar ‘¡agua va!’, los vecinos intentan vaciar sus fosas por las noches, aunque no siempre es posible. «Hay días que tenemos que cerrar las ventanas porque es imposible respirar». En casa de Pilar son cuatro personas. «Te duchas, friegas... todo eso va al mismo sitio y se llena enseguida, es un engorro vivir así, llevo toda la vida pidiendo alcantarillado». Por fortuna, los residuos sólidos los absorbe la tierra y a la calle, en bajada, sólo tiran los líquidos. «Nos quería cobrar Agualid el impuesto... ja ja».

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