El Waldorf-Astoria, parte de la historia de Nueva York

Hay hoteles que son más que hoteles. La historia, algunos acontecimientos, les han convertido en lugares emblemáticos, en símbolos de la ciudad donde se levantan. Sería el caso en Madrid del Hotel Palace (un "ministerio" durante el 23-F) o el Ritz en París.

Nueva York, que ya es más que centenaria, también tiene el suyo: el Waldorf-Astoria. Este hotel, en pleno Manhattan, ha sido un escenario privilegiado de la ciudad que es "capital del mundo" desde hace medio siglo (y por ello escenario de muchas películas).

El mítico Waldorf-Astoria es noticia estos días porque ha decidido alojar a 45.000 abejas para que produzcan miel natural que será incorporada a los platos de su restaurante.

Por el momento, se instalaron seis colmenas sobre el tejado, una más desarrollada, con 20.000 abejas, y las cinco restantes con 5.000 cada una, que empezarán a producir miel a mediados de verano. Para agosto, el hotel espera incrementar el número de abejas hasta las 300.000.

Los huéspedes tendrán la oportunidad de visitarlas (en la planta 20) y, además, los panales son visibles desde algunas habitaciones. El hotel, además, ha organizado un concurso para que el público pueda bautizar a sus nuevas inquilinas.

Pero el Waldorf-Astoria no necesita de noticias como ésta para ser protagonista. Lo es por sí mismo. Después de todo su rascacielos de estilo art déco de 47 pisos (191 metros) preside lo mejor de Manhattan desde 1931.

Solo una lista de sus visitantes más gloriosos ya da una idea de lo que ha sido y sigue siendo este hotel de gran lujo, solo apto para bolsillos llenos... muy llenos (en este momento la habitación más barata cuesta unos 360 dólares por noche, pero la media ronda los 700).

En el hyphen (como le llaman los neoyorquinos en referencia al guión de su nombre) vivieron algunos míticos gangsters como "Lucky" Luciano, Frank Costello o Benjamin "Bugsy" Siegel. Cole Porter tenía un apartamento en las torres Waldorf y el Duque de Windsor y la Duquesa de Windsor también fueron asiduos del hotel.

En los años 50 y 60, el expresidente Hoover y el general MacArthur vivieron en suites en diferentes plantas del hotel. Y con más glamour, en 1955, Marilyn Monroe residió en el hotel durante varios meses.