Sarkozy y Hollande pelean ahora por el voto del electorado de los derrotados en la segunda vuelta

Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni han ejercido su derecho a voto en un colegio de París, en la primera vuelta de las elecciones francesas.
Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni han ejercido su derecho a voto en un colegio de París, en la primera vuelta de las elecciones francesas.
Eric Feferberg / EFE
Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni han ejercido su derecho a voto en un colegio de París, en la primera vuelta de las elecciones francesas.

El conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, que superaron este domingo la primera ronda de las presidenciales tras lograr respectivamente el 27,18 y el 28,63% de los votos, buscan ahora atraer al electorado de los derrotados para lograr con ellos el empujón final hasta la victoria.

El más optimista desde el cierre de las urnas ha sido Hollande, quien reconoce estar mejor situado para la vuelta definitiva del 6 de mayo, pero destaca que aunque el total de votos de la izquierda que le sostienen le hace pensar que se dan las condiciones del éxito, aún "queda por delante una campaña electoral".

Sarkozy, relegado al segundo puesto, asegura haber escuchado el "voto de sufrimiento" de los electores del Frente Nacional, que le dieron a la ultraderechista Marine Le Pen un histórico 17,9%, y subraya que desde hoy vuelve "a la carretera" para seguir peleando por la reelección.

Las consignas de voto de los derrotados hacia los dos principales aspirantes no han sido claras y explícitas en todos los casos, pero comienzan a perfilar un apoyo que puede resultar decisivo. Le Pen, satisfecha con un tercer puesto que a su juicio "no se trata más que de un comienzo", ha adelantado que se posicionará el próximo 1 de mayo, día del tradicional desfile de su agrupación en París.

La ultraderechista, a la que según los medios le interesa la victoria de Hollande, se ve ya no obstante como la única "oposición a la izquierda ultraliberal, laxista y libertaria", ante una conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) a su juicio debilitada. El candidato del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, relegado al cuarto puesto con el 11,1% de los sufragios, no ha pedido explícitamente que sus militantes apoyen a Hollande, pero ha dejado claro que "hay que movilizarse, sin pedir nada a cambio, para batir a Sarkozy".

El refuerzo más claro al socialista le viene de la ecologista Eva Joly, que tras lograr el 2,31% de los votos ha llamado a sus electores a sostener al favorito, y a hacer de estas dos semanas de campaña "quince días de movilización permanente". El equipo del centrista François Bayrou, según indicó el diario Les Échos, está dividido entre un llamamiento al voto en blanco o hacia Hollande, y su representante, que por el momento no se ha pronunciado, asegura que asumirá sus responsabilidades de cara a la segunda vuelta y transmitirá su postura para entonces.

Entre los restantes, ninguno se ha decantado por el momento hacia uno u otro: el soberanista Nicolas Dupont-Aignan (1,79 %) rechaza tener que elegir, mientras que el representante del Nuevo Partido Anticapitalista, Philippe Poutou (1,15 %), sin ofrecer "ningún apoyo a la política de Hollande", llama a "echar a Sarkozy".

La candidata ultraizquierdista Nathalie Arthaud (0,56 %) ha recalcado no ser "propietaria" de los votos de sus militantes y ha subrayado que estos votarán "según su consciencia", mientras que el gaullista de izquierdas Jacques Cheminade (0,25 %) está a la espera de ver las propuestas de Hollande antes de hablar.

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