Una experta pide que el perfil del educador social sea reconocido en el sistema sanitario

Aurora Sánchez trabaja con niños de entre cero y 14 años enfermos de cáncer, a quienes ayuda a "normalizar" su paso por el hospital
Aurora Sánchez Es Educadora Social En Oncología Infantil En La Arrixaca
Aurora Sánchez Es Educadora Social En Oncología Infantil En La Arrixaca
CEDIDA
Aurora Sánchez Es Educadora Social En Oncología Infantil En La Arrixaca

Aurora Sánchez trabaja como educadora en Oncología Infantil en el hospital Virgen de la Arrixaca, es educadora social, está finalizando el doctora en Psicóloga Clínica y es licenciada en Criminología. También se ha especializado en el apoyo y afrontamiento del duelo, el análisis de los dibujos de los niños y la inteligencia emocional.

Sánchez trabaja con niños de entre cero y 14 años de edad enfermos de cáncer, y desea que el perfil del educador social sea reconocido en el sistema sanitario, "no sólo a nivel interno, sino que la gente sea consciente de que existe y es bueno como el papel de los payasos de hospital".

En 2001 empezó a tener contacto con la unidad de Oncología Infantil y cuando en 2004 terminó Educación Social comprobó que el perfil del educador social tenía cabida en el hospital, y es que, explica, "los niños que acudían a los tratamientos al hospital de día, sobre todo, no recibían ningún tipo de apoyo educativo y sociológico ni contaban con una persona a su lado en esos duros momentos".

"Pasaban muchas horas en el hospital donde se aburrían y se desesperaban", indicó. Aquí, Sánchez aclara que hay maestros, dedicados a la aulas hospitalarias, pero hay muchos niños que no llegan a estar hospitalizados pero que tienen tratamiento de larga duración o bien ingresan periódicamente.

Así nació su proyecto, pionero en España, enfocado en la atención psicológica, social y educativa de los niños de una manera lúdica, que presentó a la Gerencia del hospital y pudo iniciarlo gracias a su esfuerzo y confianza, que se amplío a la atención psico-emocional de los padres.

De eso hace siete años y poco a poco su labor se ha ido desarrollando y consolidando, aunque Aurora Sánchez es la única Educadora Social el hospital de día, donde puede contar con hasta más de doce niños por día de entre cero y 14 años.

Pero el proyecto, puntualizó, nació con la idea de que fuera divulgado a otros hospitales y el perfil del educador social se reconociese como importante, para que otros centros hospitalarios contaran con esta figura.

La enfermedad no puede ser una traba

Los niños siempre son niños y se comportan como tales, pueden manifestar tristeza, miedo o dolor y "mi función es educativa, social y de apoyo psicológico, tanto con el niño como con los padres. Con los menores siempre a través de actividades lúdicas, señala, "no sigo un plan rígido, sino que me adapto a los estados de ánimo del niño".

"No se trata solo de pasar el tiempo: busco un fin educativo integral, trabajando las dimensiones cognitiva, psicológica y emocional. Y, para completar el conocimiento de su situación, participo en las sesiones clínicas con los médicos y enfermeros".

"Hacer de ellos personas íntegras que la enfermedad no sea una traba", apostilló, porque "tienen derecho a una asistencia normalizada, a no ser tratados como bichos raros"; a veces, apuntó, "celebramos el Día de la Paz o el de Interculturalidad y otras veces, más a nivel emotivo, trabajamos el duelo y la pérdida porque creo que es parte también de la vida".

Pero, aclaró, "no porque ellos estén enfermos sino porque considero que los niños naturalizan mucho más las cosas y es más favorable que desde la infancia se trabajen los temas para paliar un traumatismo posterior".

Muchas veces, prosiguió la educadora, "no somos capaces de aceptar la frustración, a ellos la enfermedad les produce una rotura con su entorno que ya les provoca una situación extraña que tienen que saber enfocar". Todo un trabajo que realiza de manera encubierta, pues, indica, "ellos no son conscientes, simplemente están jugando y realizando actividades".

En otras ocasiones, refleja Aurora Sánchez, "hablamos, por ejemplo, de la caída del pelo o de los pinchazos, cosas que les pueda afectar directamente para normalizar la situación y conocer lo que ellos piensan".

También trabaja indirectamente con los padres, realizando una labor de apoyo, tanto emocional como en su tarea educativa. Y es que cuando los niños están enfermos, señala, "los padres tienden a la sobreprotección, a ser más permisivos, lo que por otra parte es totalmente normal, pero que generalmente no hace ningún bien al pequeño, a veces hay que recordarles que son padres y tienen que ejercer su autoridad de padres".

Lamenta que su proyecto no tenga mejor cabida

Gracias a Dios ahora se está creando más conciencia de una humanización hospitalaria, aunque, apunta, en los inicios "no se contemplaba que hubiese otra figura más allá del médico y la enfermera"; a pesar de ello, lamenta que su proyecto no esté teniendo la consolidación y divulgación pretendida.

Su figura ha sido algo que se ha ido luchando, "cuando vi la necesidad, presenté un proyecto que tuve la suerte de que se aprobara y a día de hoy continúo, pero aun no está recogido el perfil del educador social dentro del sistema de salud".

Aurora Sánchez, que ha pasado por tres gerentes que siempre se le han asegurado estar contentos con su trabajo, desea, de tal forma, que el perfil del educador social sea reconocido en el sistema sanitario y que su proyecto se desarrolle con más gente y en todos los hospitales.

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