El agua, los microorganismos y la contaminación son los mayores enemigos de los monumentos de piedra, tres agentes que día a día degradan el Patrimonio cultural y nacional español y que los científicos intentan mantener a raya.

Actualmente, España cuenta con cuarenta bienes culturales en esta lista, si bien el número de monumentos de relevancia en España es mucho mayor, recuerda el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en una nota difundida esta semana. El Instituto del Patrimonio Cultural de España es el organismo encargado de la conservación del Patrimonio Cultural Español, aunque existen monumentos no adscritos a esta denominación que también requieren cuidados.

El CSIC participa en la preservación monumental a través de su Laboratorio de Petrofísica, que dispone de sistemas y equipamiento para el estudio de las propiedades físicas y del comportamiento de la piedra frente a los distintos procesos de deterioro.

El agua, una de las peores amenazas de la piedra, es el agente más degradante de los monumentos; facilita el transporte de sales, contaminantes y microorganismos, da lugar a reacciones químicas que destruyen la estructura de la construcción y degrada la roca con sus cambios de volumen (hielo-deshielo).

La polución aérea a causa del tráfico y la industria también contribuyen al deterioro de los monumentos formando costras negras que degradan el material de construcción.

Un monumento puede perder sus características originales a causa de la acción de todos estos agentes, ya sea de forma aislada o combinada y, por ello, es necesario hacer un diagnóstico de los agentes degradantes y actuar contra ellos. Los métodos de reparación de monumentos más comunes son la sustitución de la piedra por otra compatible, la limpieza adecuada, y la aplicación de productos hidrorrepelentes que minimicen el impacto del agua.

La lista de los bienes culturales españoles incluidos en el Patrimonio de la Humanidad son: