La Asamblea contra la Fractura Hidráulica de Cantabria ha mantenido una reunión con los ayuntamientos y juntas vecinales de los municipios afectados por el Permiso de Investigación de Hidrocarburos Luena, con el fin de "alertarles" del "gran impacto" que el desarrollo de la industria del gas no convencional tendría sobre sus territorios.

En enero de 2011 el Ministerio de Industria y Energía concedió a Repsol un permiso de investigación para la búsqueda de gas no convencional en los valles del Besaya, Pas, Pisueña y Miera. El pasado marzo, Repsol comunicó a los alcaldes de la zona su intención de comenzar los trabajos de análisis geológico previstos en el permiso, previos a la perforación de un sondeo durante el tercer año de vigencia del mismo, explica la Asamblea contra la Fractura Hidráulica en un comunicado de prensa.

Durante la reunión se han expuesto los "riesgos" de la extracción de gas no convencional en base a la experiencia estadounidense: "problemas de tráfico y daños en las carreteras debidos al intenso tráfico pesado, problemas de salud debidos a la grave contaminación ambiental, contaminación de acuíferos y ríos, etc".

Según la Asamblea, la explotación de gas no convencional conllevaría la perforación de cientos de pozos para poder acceder a la mayor parte posible del gas encerrado en la roca, lo que hace difícil compaginarla con los usos actuales del territorio.

"Al efecto acumulativo que estos cientos de pozos suponen en el deterioro de nuestros recursos hídricos y nuestra salud, habría que añadirles el grave impacto que ejercerían sobre la ganadería y el turismo", añade el colectivo, que no cree que la explotación de gas no convencional supongan "una alternativa económica real".

No cree tampoco que sea mucho el trabajo que la explotación de gas pueda proporcionar, pues en su mayor parte se trata de tareas especializadas de ingeniería, transporte, etc. A cambio, los efectos de la explotación de gas no convencional son "amplios y duraderos", advierte.