El acusado dice que Laura se autolesionó y reconoce que descuartizó el cuerpo "por miedo"

Antonio Gordillo, el joven de 30 años acusado de matar y descuartizar a una mujer norteamericana en agosto de 2010 en la barriada del Tiro de Línea de la capital hispalense, ha defendido en el juicio que "en ningún momento ha asesinado a nadie", aunque sí ha reconocido que intentó deshacerse del cuerpo de Laura Cerna "por miedo" y para intentar hacer desaparecer todo lo que pudiera incriminarle.

Antonio Gordillo, el joven de 30 años acusado de matar y descuartizar a una mujer norteamericana en agosto de 2010 en la barriada del Tiro de Línea de la capital hispalense, ha defendido en el juicio que "en ningún momento ha asesinado a nadie", aunque sí ha reconocido que intentó deshacerse del cuerpo de Laura Cerna "por miedo" y para intentar hacer desaparecer todo lo que pudiera incriminarle.

La Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido este viernes la segunda sesión del juicio contra el acusado, que se ha acogido a su derecho a no responder a las preguntas del fiscal y de las dos acusaciones y que únicamente ha accedido a contestar a las preguntas de su abogado defensor y de los miembros del jurado popular, compuesto por seis hombres y tres mujeres.

Antes de comenzar el interrogatorio, el magistrado-presidente, Juan Antonio Calle, ha rechazado las nuevas testificales propuestas por la defensa al objeto de demostrar que la víctima habría sufrido un "brote psicótico" un mes antes de que se produjeran los hechos. Tras ello, ha comenzado la declaración del acusado, que ha iniciado su versión exculpatorio pidiendo perdón tanto a los familiares de Laura, cuyos padres y hermano se encontraban en la sala, como a sus amigos.

"Cuando uno tiene 30 años y le piden 30 años de condena, no sé si decir que es un poco injusto, pero sí lo veo un poco elevado", ha subrayado el procesado, que, a continuación, ha narrado que el 29 de agosto de 2010 estuvo bebiendo "durante toda la jornada de trabajo" y consumió cuatro gramos de cocaína. Una vez concluida la jornada, ya en la madrugada del 30 de agosto, se dirigió a su casa y se paró a consumir la última raya de cocaína.

En ese momento, según ha señalado, llegó al lugar la víctima, con la que no tenía relación alguna, y compartió con ella esa última raya. A continuación, se marchó del lugar pero la víctima lo "siguió" hasta su casa, donde ella "se puso a bailar en actitud un poco rara" y, en un momento dado, se acercó al acusado, que se encontraba sentado en el sofá. "En ese momento le digo que se aparte y empieza a montar un número que daba miedo; se va a la cocina y vuelve con un cuchillo y me intenta agredir, por lo que le pegué un empujón", ha narrado.

Acto "atroz"

Tras señalar que "lo único que hice fue intentar defenderme", el acusado ha señalado que, a continuación, Laura Cerna "empezó a golpearse" y se autolesionó y produjo heridas. Tras ello, "en vez de llamar a la Policía, intenté deshacerme de todo lo que me pudiera incriminar" y descuartizó el cuerpo del Laura, tirándolo al río Guadalquivir.

Ha reconocido que cometió un acto "atroz", pero ha querido dejar claro que no hizo desaparecer el cuerpo "para generar más daño, sino de manera inconsciente porque tenía mucho miedo; a día de hoy sigo sin saber lo que hice y tengo pesadillas, pues aquella persona no era yo", tras lo que ha indicado que no se entregó a la Policía "porque no era consciente de lo que sigue pasando en mi vida, creo que son sueños".

"Cuando recupero la conciencia, ya estando detenido, y sin que nadie me presione, colaboro en todo momento con la Policía, siendo yo el que insistía en la ubicación del cuerpo; todo lo que dije a la Policía desde el primer momento es verdad", ha añadido, asegurando que, al día siguiente de los hechos, le contó a un amigo, Ángel S.D., "que me había peleado con un chico y le había dado un golpe en la nariz".

Confesó que había cometido una "locura"

Este amigo ha declarado como testigo en la segunda sesión de la vista oral y ha relatado que, sobre las 9,30 horas del día 30 de agosto de 2010, el acusado —al que conocía desde hacía ocho meses porque trabajaban en sendos negocios ubicados en la misma calle— lo llamó por teléfono "porque quería quedar conmigo, decía que había hecho una locura".

Así, se vieron sobre las 11,00 horas y el imputado le contó que esa noche había estado con una chica extranjera con la que se había peleado, y en el transcurso de la discusión ella "sacó un cuchillo o una tijera y le intentó agredir", provocando "un forcejeo" en el que "le pinchó" provocándole la muerte. Según el testigo, el acusado le confesó también que "había intentado meter el cuerpo en una maleta, pero como no le cabía le cortó la cabeza".

Tras precisar que el procesado le pidió a su mujer el coche, posiblemente para deshacerse del cuerpo, aunque se negaron a dejárselo, ha descrito a Antonio Gordillo como un joven "abierto, que hablaba con todo el mundo, mujeriego y un poco agresivo, pues cuando tenía alguna trifulca era agresivo y peligroso y no se pensaba lo que era dar un guantazo o coger un ladrillo".

Otro episodio violento

El testigo ha relatado que, el día 29 de agosto de 2010, almorzó con el imputado y éste, en un momento dado, comenzó a llorar —"al parecer, su madre y su hermano le habían dado puñaladas"— y propinó un puñetazo a un árbol.

En la segunda sesión del juicio han declarado también otros cinco testigos, entre ellos la propietaria del vehículo que empleó el acusado para deshacerse del cuerpo; un policía que participó en la inspección ocular del piso de Antonio Gordillo y en el hallazgo del cuerpo; el marido y un hijo de la víctima, quienes han negado que la víctima consumiera droga alguna.

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