En declaraciones a Europa Press, Belinchón ha señalado que desde que la Administración autonómica tuvo constancia de estas denuncias remitidas tanto por los familiares del muchacho como por la propia denuncia interpuesta por él mismo a través de su abogado defensor en la sede del Gobierno andaluz en Málaga, la Consejería de Gobernación y Justicia instó la apertura de un expediente informativo para recabar datos sobre lo sucedido.

De esta forma, se ordenó que se enviara hasta el centro de menores sin previo aviso a una delegación de la Junta para que mantuviera una entrevista con la presunta víctima y el personal de 'Tierras de Oria' de forma que esta sería incorporada al expediente. "La investigación no está cerrada y será puesta a disposición de los juzgados", ha afirmado la responsable del Gobierno andaluz.

En cuanto al traslado de centro solicitado por la familia, Belinchón ha indicado que es la administración andaluza la que tiene las competencias para ejecutar cambios de centro entre los menores o jóvenes ingresados, si bien previamente se comunica esta decisión al juez competente en cada caso. Así, ha indicado que el pasado 4 de abril se dio parte al juez instructor ocupado del caso de la intención de trasladar a A.I.G. de centro.

"Estamos pendientes de resolución", ha dicho la directora general de Justicia Juvenil en funciones antes de aclarar que es necesario confirmar que el juez conoce la decisión de traslado y no pone ninguna objeción al respecto antes de ejecutar la medida solicitada. En este sentido, espera que la resolución se adopte de forma "inmediata", con lo que ha querido descartar que existan indicios que puedan llevar denegar tal extremo.

En esta línea, ha achacado a una "malinterpretación" el que se haya comunicado o entendido que del informe, aún en redacción, se desprenda que no ha habido malos tratos, ya que este aún continúa abierto y no se ha establecido ningún tipo de conclusión. De esta forma, asegura que lo que se ha querido trasladar a la progenitora del interno es que el joven está siendo bien atendido pese a su preocupación por que siga en este centro.

La familia de A.I.G. ha denunciado ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Marbella (Málaga) al coordinador de educadores del citado centro a quien acusan de haber propinado directamente y a través de terceros continuas palizas al joven desde el pasado 25 de noviembre, de forma que en una de estas ocasiones el muchacho afirma que llegó a perder el conocimiento por lo que sus padres temen por su integridad física ante las presuntas agresiones.

La denuncia, consultada por Europa Press, expone que el joven está sometido a "continuas y cotidianas represiones físicas, verbales y psicológicas" tanto por parte de este coordinador, como por parte de su educadora y ante la "indulgencia" del subdirector, de forma que éstas "aumentan paulatinamente" por lo que aseguran que el interno se encuentra en una situación de "peligro máximo".

Presuntas agresiones

Los primeros hechos tuvieron lugar a finales del mes de noviembre de 2011, según la carta remitida por el propio joven a su abogado defensor, en la que narra que el coordinador le agredió físicamente y en un posible estado de embriaguez. El joven dice que quedó exento de realizar la actividad deportiva obligatoria de ese día tras comunicar una dolencia, si bien posteriormente, fue sancionado sin televisión durante el fin de semana por no haber acudido a hacer deporte.

Ante esta situación "injusta", pidió a su educadora hablar directamente con su coordinador, a lo que éste se negó, por lo que decidió protestar sin entrar en su habitación. Así, mientras esperaba en el pasillo, el coordinador acudió y le dijo, según la versión del muchacho: "No me toques los cojones y entra ya o dormirás aquí fuera". Al negarse a pasar al habitáculo, el coordinador apagó las luces y se fue, de forma que volvió horas después para obligarlo a pasar a su habitación.

De este modo, la denuncia apunta que el hombre agarró al joven, que estaba sentado en el suelo, fuertemente del brazo izquierdo y del cuello y le arrastró hasta la habitación. Allí le golpeó fuertemente en la pierna izquierda y perdió el conocimiento. "Pude oler el aliento que desprendía a alcohol, me dejó sin respiración", describe en su denuncia antes de añadir cómo quedó inconsciente y despertó con dolores y orinado.

Tres días después de la agresión, el joven, en fase finalista y que cumple condena hasta marzo de 2013, fue llevado a la enfermería en donde se le hizo un reconocimiento y se le observaron diversos moratones que, según su versión, no fueron reflejados en un parte de lesiones porque podría habérselos autoinfringido, sentido en el que justifica que "no se dejó constancia de los daños". Asegura también que el subdirector del centro se sitió aliviado al comprobar que no le habían dejado marcas en el cuello, por lo que nadie creería su versión de los hechos.