[San Sebastián 2019] 'Thalasso': ¿Concha de Plata para Michel Houellebecq?

Guillaume Nicloux vuelve a secuestrar al escritor francés en una de las propuestas más interesantes a competición
[San Sebastián 2019] 'Thalasso': ¿Concha de Plata para Michel Houellebecq?
[San Sebastián 2019] 'Thalasso': ¿Concha de Plata para Michel Houellebecq?
[San Sebastián 2019] 'Thalasso': ¿Concha de Plata para Michel Houellebecq?

Durante la primera media hora de Thalasso uno se alegra, y mucho, de estar en San Sebastián.  En ese intervalo, vemos a Michel Houellebecq internándose en un balneario para someterse a una dieta controlada, dándose curas de crioterapia y talasoterapia, comiendo ensaladas bajas en calorías y recibiendo masajes y tratamientos de bienestar. Al espectador familiarizado con su faceta de actor no le sorprenderá comprobar que la vis cómica del escritor de El mapa y el territorio sigue en las altas cotas que ya demostró en El secuestro de Michel Houellebecq. Sin embargo, Nicloux se propone en esta secuela elevar su apuesta introduciendo el slapstick entre los talentos para la risa de Houellebecq.

[San Sebastián 2019] 'Thalasso': ¿Concha de Plata para Michel Houellebecq?

Así, los mejores momentos de Thalasso equiparan a Houellebecq a una especie de Jacques Tati de balneario posmoderno. La risa resulta irreprimible al observar al escritor, una de las mentes más privilegiadas de la intelectualidad francesa, cayéndose de bruces en el circuito termal o caminando untado en algas marinas por los pasillos del hotel-spa. ¿Quién no querría ver una hora y media de Houellebecq luchando contra la dictadura del bienestar y buscando rincones escondidos para fumarse sus cigarrillos de esa forma tan rara en la que solo fuma él? No obstante, y aunque su cara tenga los mimbres que hacen posible la carcajada sin necesidad de que diga nada, no conviene desestimar su talento para el drama, con un par de momentos conmovedores en los que incluso llega a las lágrimas ante la posibilidad de un reencuentro con su abuela. ¿Houellebecq, premio al mejor actor en San Sebastián 2019?

Quién sabe por qué, Nicloux decide desaprovechar a su gran estrella según avanza el metraje. Los secuestradores que en la primera película recluyeron al escritor de Las partículas elementales vuelven a por él. Esta vez, con la intención de que les ayude a encontrar a su madre octogenaria, que acaba de abandonar a su padre por otro hombre. El director decide incluir en la peripecia a Gerard Depardieu, también internado en el centro, y aunque algunas conversaciones de los franceses tienen su guasa -hemorroides, la resurrección, etc-, la trama de toda la banda, Stallone incluido, avanza progresivamente hacia el absurdo. Cuando, qué duda cabe, el innegable talento de Houellebecq merecía que se lo tomasen más en serio.

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