Después de varios años de producción la Pinakothek der Moderne de Munich presenta Frauen (Mujeres), una de las exposiciones temáticas más ambiciosas de la temporada en Alemania. La muestra exhibe 95 pinturas de tres grandes maestros de arte contemporáneo: Pablo Picasso (1881-1973), Max Beckmann (1884-1950) y Willem de Kooning (1904-1997).
La muestra, que estará en cartel hasta el 15 de julio, es intensiva y ocupa 14 salas del museo (1.800 metros cuadrados). Reunir las obras fue una tarea compleja que se prolongó durante cuatro años. Hay piezas cedidas por colecciones de todo el mundo, privadas y públicas, entre ellas las del Metropolitan y el MoMA de Nueva York; el The Art Institute de Chicago; la Tate Gallery de Londres; el Centre Georges Pompidou y el Museo d‘Orsay de Paris.
Generadora de deseo, amante, compañera...
Los organizadores eligieron a Picasso, Beckmann y De Kooning por la importancia que para los tres tuvieron las mujeres como motivo e inspiración. Las visiones que pueden verse en Munich van de la interpretación femenina como objeto de deseo, hasta la femme fatale, la generadora de deseo erótico, la amante y compañera y el ídolo arquetípico.
Obsesionados con lo femenino y sus manifestaciones, las mujeres pueblan de modos muy distintos, en ocasiones opuestos, la obra de los tres pintores y tienen un "extraordinario significado" por sí mismas, aunque también como "espejo de la realidad social contemporánea y los eventos políticos", precisan los organizadores.
Existen, desde luego, diferencias. Si en Picasso los cuadros de mujeres permiten explorar la biografía del pintor y la historia de su tiempo, Beckmann las presenta como seres autónomos y De Kooning está apasionado con las posibilidades expresivas y la fuerza independiente de las mujeres.
Seres independientes y de carácter fuerte
Frauen está dividida en cinco secciones. La primera explora la forma en que Picasso y Beckmann rompieron los cánones occidentales del retrato femenino e idealizaron a las mujeres como seres independientes de carácter fuerte que no se someten a los arquetipos del pasado o el presente. De Kooning, al contrario, se acerca a las mujeres desde los clichés, por ejemplo, las cheerleaders, para criticar la percepción social estadounidense de mediados del siglo XX.
En la segunda sección, dedicada a la "armonía, tranquilidad y abandono" aparece clara la propensión de Picasso a dejarse llevar tanto por la visión clásica como por la ironía que emplea, por ejemplo, en su reinterpretación del cuadro de Delacroix Las mujeres de Argel, mientras que Beckmann opta representar el erotismo maduro y en De Kooning destaca el equilibrio formal.
Al comparar las obras de los tres pintores bajo el filtro de la tercera parte, "pasión, éxtasis y exuberancia", contrasta la cualidad de Picasso de buscar la emoción a través de la libertad femenina, mientras que en Beckmann la mujer es una fuerza seductora, casi con poderes diabólicos.
Las dos últimas secciones ("espejo o antítesis" e "imagen del mundo") analizan cómo el mundo exterior y la historia personal de cada artista influyen en sus maneras de representar a las mujeres. Picasso vuelve a aparecer como el más comprometido con su tiempo, ofreciendo una imagen de la mujer como símbolo de "resistencia" durante la II Guerra Mundial, mientras que Beckmann opta por substraerse del presente y recrear figuras femeninas "míticas e inviolables" y De Kooning se acerca a la interferencia emocional del grafiti.
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