La lucha por lograr un sueño

47 alumnos se enfrentan a las pruebas para entrar en la Escuela Superior de Arte Dramático. Hay 25 plazas para primero y la selección será dura. Vienen de muchas zonas de España.
Su sueño es subirse al escenario e interpretar un papel dramático o cómico, el que sea, pero que les permita convertirse en actores. Por eso están en las pruebas para entrar en la Escuela Superior de Arte Dramático que se estrena el curso que viene.«Tengo muy claro que quiero dedicarme a esto y a nada más, estoy dispuesto a trabajar de camarero para poder vivir mientras pueda hacer teatro», comenta Luis, uno de los aspirantes.

Casi todos tienen ya experiencia y tablas en este mundo, aunque de manera aficionada y muchos atesoran, con su corta edad, más de cuatro y cinco años subiéndose a un escenario. Eso les da tablas, pero algunos ni siquiera se han atrevido a interpretar delante de sus amigos los monólogos que hoy tendrán que recitar dentro del segundo examen de la prueba y que han elegido ellos mismos.

Además, todos conservan la visión romántica de esta profesión y quieren dedicarse sólo al teatro. «Es lo más puro», asegura Berta.

Diferentes pruebas

Las pruebas han estado divididas entre los alumnos que no tienen título y los que han terminado, al menos, bachillerato. Los primeros se han enfrentado a una entrevista no eliminatoria y los segundos a un examen escrito sobre literatura y análisis de un texto, que necesitan aprobar.

La mayoría de ellos están aquí porque creen que la formación es muy importante, aunque para ellos un título «no es fundamental».

En total hay unos 47 aspirantes para 25 plazas de interpretación en primero. «¿Qué pasará si no entramos?, pues lo volveremos a intentar el año que viene o en otra ciudad. Tiene que ser triste vivir de algo que no te gusta», finalizan.

La parte más triste

Entre los aspirantes había también algún alumno de la Escuela de Arte Dramático de Valladolid, que se cerrará con este nuevo centro. «Estamos un poco decepcionados. Ésta no es nuestra escuela y nos obligan a cambiarnos porque nadie nos asegura que podamos seguir en la otra», comentaban algunas de las alumnas reunidas en el instituto Núñez de Arce. Allí denunciaban la situación de su centro tras la creación de estos estudios reglados. «Queremos seguir donde estábamos», finalizaron.

Qué piensan los aspirantes

María Ángeles Basanta, 19 años, vallisoletana.

«Estoy bastante contenta con la entrevista, aunque ha sido dura. Ahora no quiero pensar en nada más que en mi monólogo. Mis padres me apoyan en mi decisión porque saben que es lo que me gusta y quieren que luche por ello».

Berta Rincón, 18 años, segoviana.

«O soy actriz o vendo cerillas, no quiero hacer nada más. Me parece bien que nos pregunten sobre los autores teatrales y sus textos, es necesario tener cultura además de saber interpretar. Si no entro aquí, me iré a otra ciudad, y a otra...».

Yashmin Zamaní, 18 años, salmantina.

«Está un poco desorganizado todo, no sabemos en qué momento del día tenemos la segunda prueba. Me parece fatal que el examen sea eliminatorio, esto es mucho más. He hecho teatro desde pequeña y es mi pasión».

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