Condenan a dos años de cárcel a un agente de viajes por la estafa a 400 clientes entre 2005 y 2006

La Audiencia Provincial de Granada ha condenado a dos años de prisión al agente de viajes Francisco L.Q., acusado de estafar entre 2005 y 2006 a más de 400 clientes de Granada, Madrid, Valencia, Almería o País Vasco, a los que ofertaba vacaciones a mitad de precio hasta que desapareció con el dinero recaudado, cerca de 400.000 euros.
Juicio Al Agente De Viajes Acusado De Estafa El 12 De Marzo De 2012 En Granada
Juicio Al Agente De Viajes Acusado De Estafa El 12 De Marzo De 2012 En Granada
EUROPA PRESS/ARCHIVO
Juicio Al Agente De Viajes Acusado De Estafa El 12 De Marzo De 2012 En Granada

La Audiencia Provincial de Granada ha condenado a dos años de prisión al agente de viajes Francisco L.Q., acusado de estafar entre 2005 y 2006 a más de 400 clientes de Granada, Madrid, Valencia, Almería o País Vasco, a los que ofertaba vacaciones a mitad de precio hasta que desapareció con el dinero recaudado, cerca de 400.000 euros.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, se produce después de que el acusado aceptara cumplir la condena a dos años, que acordaron todas las partes personadas el pasado 12 de marzo, lo que evitó la celebración del juicio previsto en esa fecha en la Sección Primera de la Audiencia.

Asimismo, el acusado ha sido condenado a indemnizar a los perjudicados, si bien los responsables civiles subsidiarios son las agencias de viajes para las que trabajó y los directos las aseguradoras de estas agencias, con lo que finalmente no tendrá que abonar nada de su bolsillo.

Según el acuerdo al que llegaron las partes, que incluyó la rebaja de la pena solicitada inicialmente, que oscilaba entre los cinco años que pedía la Fiscalía hasta los 17 de algunas acusaciones particulares, los perjudicados recibirán un 69 por ciento de lo defraudado, es decir, un total 233.642 euros, de los que el pasado 12 de marzo sólo quedaban por depositar en el juzgado 95.500. Hasta ahora, los perjudicados no han visto un euro de las cantidades de las que fueron privados, según uno de los abogados, Fernando Almendros.

Según se considera probado en el fallo, el 6 de septiembre de 2005 el procesado y la agencia Viajes Ecomar suscribieron un contrato en virtud del cual éste se comprometía a captar posibles clientes como promotor en la venta de viajes y paquetes turísticos, y la empresa a facilitar la documentación y colaboración precisa para el desarrollo de su labor. En la contratación del procesado, según el tribunal, "influyó poderosamente" la promesa que hizo de facturar 300.000 euros y cobrar la mitad de la comisión que le correspondía.

De esta forma, Francisco L.Q. puso en marcha un plan que había urdido con la finalidad de obtener "un beneficio patrimonial ilícito" y que se desarrolló desde septiembre de 2005 a julio de 2007.

Consistía en atraer a numerosos clientes al ofrecer un producto a un precio muy inferior al del mercado —en ocasiones la tercera parte—, como "señuelo imprescindible" para conseguir su objetivo de manejar un volumen suficiente de dinero que permitiera, por un lado, compensar la diferencia de precio entre el abonado por los usuarios que realizaron efectivamente viajes y, por otro, disponer "en provecho personal" de las cantidades restantes entregadas y que no fueron destinadas a lo concertado.

En definitiva, se señala en la resolución, la diferencia de precio que constituía el "ardid" para atraer clientes era compensada con las cantidades entregadas por usuarios futuros como reserva o pago efectivo del viaje que nunca realizaron.

Consiguió defraudar 372.960 EUROS

Por otro lado, el agente obtenía de la agencia la documentación referente al viaje o paquete supuestamente contratado —presupuestos, vuelos, hoteles, itinerarios— así como las reservas oportunas que entregaba a los clientes como acreditativa de las gestiones que realizaba.

Asimismo, se hizo pasar por agente de las empresas Viajes Almeida y Viajes Ecuador, con las que no tenía relación laboral alguna. En estos casos, se presentaba en la agencia como cliente-representantes de un grupo de personas a cuyo nombre realizaba las gestiones oportunas.

Según las acusaciones particulares, durante un año aproximadamente, el procesado se hizo con una amplia cartera de clientes a través del boca a boca gracias a que comenzó ofreciendo sus ventajosas ofertas a colectivos de referencia, como empleados de banca. Así, consiguió que les entregaran diversas cantidades para reservar y comprar viajes, pero el dinero era finalmente desviado a su patrimonio particular o para sus propios gastos.

Los afectados comenzaron entonces a denunciar ante el juzgado la supuesta estafa, y presentaron denuncia más de 230 personas, si bien las acusaciones particulares estiman que el número de posibles víctimas se eleva a 450, puesto que muchos clientes hicieron reservas para grupos de amigos, compañeros o familiares. Por los procedimientos utilizados, el agente consiguió defraudar un total de 372.960 euros.

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